Abandono. Lamentablemente, los recuerdos no son para siempre, y este edificio es ejemplo de ello y, pese al aura que tiene y que cautiva tanto a duranguenses como turistas, no se han hecho esfuerzos para reacondicionarlo.
La mayoría de los visitantes y turistas que arriban a Durango afirman que la entidad mantiene un aura y mística únicas, pues hay algo que lo hace diferente y especial.
Evidentemente, las calles y rincones de Durango cuentan muchas historias, pues han visto pasar diversas anécdotas y personajes, muchos las cuales incluso ya no están entre nosotros, pero fueron parte elemental de cada barrio, colonia o fraccionamiento en donde se asentaron.
Estas historias pueden ser vividas por los turistas, los cuales, como ya se estableció, al conocer Durango encuentran en la entidad un ambiente que los hace sentirse maravillados; no obstante, este sentimiento se intensifica con las personas que llegan de otros estados a vivir en 'la tierra de los alacranes', pues elementos como El Centro Histórico, el Barrio de Analco (el cual fue fundado en 1558 por el fraile Franciscano Diego de la Cadena, y cuya principal capilla se construyó de entre 1778 y 1906), el Mirador de los Remedios o la Biblioteca Central, la cual incluye documentos que inclusive datan del siglo XIX.
Independientemente de las circunstancias, por consenso general de la población duranguense, hay algunas calles y barrios que en la capital que, ya sea por las historias que han contado, por el reconocimiento general que tienen o por lo céntricas de las mismas, le dan un toque especial a la ciudad.