He olvidado el sonido delviento-jugando entre las ramaslas hormigas esquivas ensu eterno camino,la frescura del tiempocuando nace el otoño.Han prendido en mi serel día con alfileres,con la prisa constante,con el miedo jalandode los pies al destino.Ya no busco la rosa en losojos cerrados,el vuelo de la falda cruzando las aceras.
Ahora soy un ladrillo pegado con la urgencia,con el humo de pestemordiendo los pulmones,con imágenes huecas delos hermosos huesos.He olvidado la banca consu sombra en la plazalos rojos adoquines, elbarquillo de nieve,las noches desfilando entropel junto al río,Ahora llevo reloj en elpulso, para seguir sinpausalos pasos que me dictan:los dioses del consumo,la citasal loquero, los afanososlabios de las mujeresbellas.
He olvidado el sonido delas campanas viejas,la suavidad del alba la luna del armario.
TravesíaDesciendo la noche,danza la muerte acompasando sombrascon halo infantil degirasoles.Peces de arcilla oscilanentre sal y fuego.Máscara de azules calendarios cubrela boca de arlequines queen cabriolas,besan labios de amoresque tiritan.
Sigo bajando, el túnel seconvierte en laberinto.Una voz se derrama enmis oídos-y dice que me amasEl eco de una ráfagaperforala sombra de aves querecuerdanpromesas de licor y luna,de sudor en medio delorgasmo.Doblo a la izquierda. Lanochese prolonga al infinito.Descienden estrellas enfragmentosincendiando a su paso lamirada,el silencio debajo dellibrero,las páginas que guardanel aromade una flor disecada entrepoemas.