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Cenaoscuras y cantamañanas

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Cenaoscuras y cantamañanas

Cenaoscuras y cantamañanas

J. SALVADOR GARCÍA CUÉLLAR

El cenaoscuras es el avaro o tacaño que, para no gastar su dinero en la energía eléctrica, ingiere sus alimentos en la negrura de la noche. A este tipo de palabras le llamamos compuestas, nombre de Perogrullo cuya característica se nota desde lejos.

Estas voces son producto de la imaginación y el buen humor de la gente, porque amalgaman dos o más elementos para expresar no solamente la descripción de lo designado, sino además el ingenio de los hablantes.

Asaltacunas es la palabra que designa a las mujeres que buscan novio entre las personas con una edad menor a la de ellas. Supongo que quien juntó estas dos palabras veía a la pretendiente como un malandro que estaba al acecho de los bebés y se los llevaba para proponerles matrimonio, o por lo menos noviazgo, pero no confunda a esta especie de pretendientes con los pederastas, pues las asaltacunas no buscan propiamente niños, sino que se enamoran de alguna persona no tan madura como ellas, pero en edad de merecer sus ruegos.

Cantamañanas es el que siempre anda prometiendo cosas y no las cumple, que se compromete a hacer lo que no es capaz de realizar. Esta palabra se originó en el siglo de oro español, para referirse a quien promete que mañana nos invitará las cheves, pero no lo realiza, y sus promesas incumplidas son reiteradas.

Tal vez esta palabra se puede aplicar a aquellos antiguos comerciantes, quienes en un letrero de su tienda anunciaban que en esa fecha en particular no fiaban, pero se comprometían a hacerlo al día siguiente. Claro que el mismo anuncio aparecía en la siguiente jornada con el significado renovado y nunca terminaban por entregar a sus clientes mercancía que algún otro día le pagarían.

Con un silbato de cartón que tiene adosado un rollo que se despliega cuando el silbante sopla, aterrorizamos a la madre de nuestra consorte para que no se entrometa en los asuntos del matrimonio. A este maravilloso artilugio le llamamos espantasuegras, instrumento musical que todo casado debería tener a su alcance. Este juguetito sería verdaderamente mágico si cumpliera su propósito, pero por más que lo usamos, no todas las señoras se espantan, mucho menos la progenitora de la esposa, lo que nos desanima y nos llena de frustración después de haber abrigado esperanzas.

Cascarrabias se llama a quien con facilidad monta en cólera y cabalga largamente. Esta persona hace rabietas por quítame estas pajas. De hecho, hay quienes demuestran el más grande enfado solamente porque otro le echó una mirada de supuesto enemigo, aunque quien presuntamente lo vio de manera hostil, ni cuenta se dio de la presencia del cascarrabias. Es el Pitufo Gruñón o el Grinch de la actualidad. Estas personas también suelen ser aguafiestas, y entonces tienen la malafortuna de amalgamar dos palabras compuestas en su triste haber.

El aguafiestas es quien nos echa a perder el feliz momento de alegría haciéndonos una observación o dándonos una noticia nefasta, nada más para que dejemos de alegrarnos. Esta especie de sujetos anda por el mundo interrumpiendo la diversión con sus malos augurios, pero no los confunda con quienes en tiempos pasados, el día de San Juan tomaban una cubeta de agua y arrojaban el líquido sobre otro. Ellos eran aguafesteros, porque formaban parte de la diversión, y a veces los encontraba el inspector municipal del SIMAS, quien los multaba, entonces él sí era el aguafiestas.

El correveidile es el espontáneo y solícito mensajero que, aunque no lo nombren oficialmente como correo de alguna persona para comunicar algo a otra, él se mete entre los dos y sirve como medio de comunicación, sobre todo en cuestiones amorosas.

Seguramente el lector tiene algunas otras palabras compuestas que indican no solamente la naturaleza de las cosas o las personas a las que describen, sino que, además, expresan el ingenio y el buen humor de la gente que las acuña.

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES quien, palabras, solamente, personas

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