Debate mal producido
El pasado debate entre los candidatos a la Presidencia de la República generó mucha expectativa entre la ciudadanía. El formato no dejó conforme a nadie. Lo más sobresaliente, lamentablemente, fueron los errores en la producción. Ni fue un ejercicio democrático para contrastar proyectos de nación, ni un programa que haya pensado en la atención de la audiencia. Sin lugar a dudas, el gran perdedor del debate fue el INE.
De acuerdo a las cifras proporcionadas por el Instituto Nacional Electoral (INE), el pasado debate entre candidatos arrojó números más que aceptables en términos de medición de audiencia. Fue visto por poco más de 13.7 millones de personas por televisión abierta e internet. Tuvo alrededor de 4 millones de reproducciones en FaceBook; 774,400 vistas en la plataforma X; 1.6 millones de visualizaciones en Youtube. El segmento que tuvo el mayor rating, o que fue el más visto, fue el relacionado al tema de combate a la corrupción el cual midió 10.5 puntos de audiencia.
Para la producción de los 3 debates presidenciales el INE contrató a la casa productora Full Circle Media, en asociación con MVS Net, a la que le pagaron 18 millones 125 mil pesos. El productor de los debates es Ray Sinatra, quien produjo los 3 debates presidenciales del 2018; por eso es de llamar la atención la cantidad de errores que tuvo el primer debate en el rubro de la producción. Para empezar, el sistema de cronometraje que servía a candidatos y a la audiencia para contabilizar el tiempo disponible falló. Varios tiros de cámara fueron innecesarios o irrelevantes. Mientras hablaba una de las candidatas o el candidato, podíamos ver a cuadro a los tres personajes. De esta manera, por poner un ejemplo, mientras el candidato Máynez respondía un cuestionamiento, Claudia y Xóchitl aprovechaban para buscar el material gráfico que iban a utilizar, lo que genera distracción en la audiencia. Había ocasiones en que realizaban tomas de perfil a la candidata que hacía uso de la palabra, y no de frente. El switcheo de las cámaras no fue oportuno ni óptimo. Parecía más una producción de un reality o de un show musical. Hizo falta que los candidatos tuvieran disponible una pantalla o monitor para que vieran en tiempo real lo que se estaba transmitiendo. De haber tenido un monitor, Xóchitl Gálvez hubiera podido dar vuelta al escudo que mostró boca abajo, por ejemplo.
De las dos horas que tuvo de duración el primer debate el promedio de atención de las audiencias fue de 36 minutos. Es decir, como programa, no resultó atractivo. El formato atentó contra el ritmo y aunado a la producción fallida lo hicieron algo anticlimático, aburrido.
El resultado final es de apreciación. Sondeos post debate daban a una y a otra de las candidatas el triunfo. Xóchitl dejó la impresión de quedarse corta y no aprovechar más el momento, aunque ciertamente posicionó el tema de la corrupción de la familia presidencial, las cuentas bancarias involucradas en el tema de Panama Papers de Claudia y el apodo de "Dama de hielo" con el que bautizó la candidata aliancista a la morenista.
Por su parte, Claudia asumió su rol de puntera y representante del oficialismo; sigue sin saberse deslindar de la narrativa de AMLO la cual sigue reproduciendo en toda oportunidad, lo que le resta liderazgo. Y, finalmente, Jorge Máynez jugando un triste papel de comparsa del gobierno en turno y centrándose en los electores jóvenes buscando el único objetivo de que Movimiento Ciudadano preserve su registro como partido político.
Por lo que toca al formato ya estableció el INE que este no se modificará, a pesar de lo solicitado por los 3 candidatos, pero debe al menos exigir a la casa productora que realice una mejor producción en los dos debates restantes. Le han pagado muy buen dinero para demandar un resultado de excelencia acorde a la circunstancia.
Esperemos que así sea.