El caos que se avecina
A partir del 20 de enero, el día que Donald Trump tome protesta como Presidente de los Estados Unidos, tendremos una relación bilateral que no va a estar sujeta a las reglas de la racionalidad política ni de la diplomacia. Un par de sucesos que se han vivido en los últimos días ilustra lo anterior.
El primero que quiero comentar es el caos y la disfuncionalidad con la que se vivió la semana pasada en el Congreso de los Estados Unidos para lograr la aprobación de un presupuesto que permita al gobierno de ese país tener recursos disponibles para funcionar hasta el mes de marzo han sido ilustrativos del caos que seguramente vivirá el mundo durante el segundo mandato de Trump.
En su propuesta de presupuesto, el próximo presidente de los Estados Unidos buscaba eliminar el techo de la deuda gubernamental estadounidense, que actualmente es de treinta y seis trillones de dólares (cada trillón de dólares se representa por el número uno seguido de doce ceros, es decir, un millón de millones). El aumento que buscaba el Presidente Electo Trump en los hechos representaba un cheque en blanco de entre cuatro y cinco trillones de dólares, a lo que 38 republicanos en la Cámara de Representantes se opusieron, desafiando al próximo Presidente de los Estados Unidos, lo que requirió un nuevo acuerdo bipartidista aprobado por el Congreso y posteriormente firmado por el Presidente Biden, lo que permitirá al gobierno federal continuar trabajando hasta el mes de marzo. En los próximos meses se requerirá un nuevo acuerdo entre los miembros del Congreso de los Estados Unidos para lograr un presupuesto que permita el gobierno federal de ese país operar hasta el final del año fiscal.
El próximo presidente de los Estados Unidos requerirá la aprobación de sus propuestas por parte del Congreso de los Estados Unidos, las cuales, en primer lugar, requerirán el respaldo de los legisladores de su partido y la negociación con los demócratas para lograr la aprobación del Congreso.
El caos que acabamos de ver la semana pasada en Washington es ilustrativo de lo que seguramente pasará durante los próximos cuatro años en la política estadounidense: un Presidente que demanda lealtad irrestricta, so pena de muerte política al no apoyar la reelección a los miembros del Congreso de los Estados Unidos que no se plieguen a sus órdenes, las cuales en muchos casos no tendrán ninguna racionalidad técnica y que, como acaba de suceder la semana pasada, deja a muchos congresistas republicanos sin otra opción que oponerse, ya que esas propuestas traicionan los valores que siempre ha defendido ese partido.
El segundo evento que quiero hacer mención para resaltar el caos en el que podríamos vivir los próximos cuatro años bajo la presidencia de Donald Trump, es el anuncio que hizo respecto a que, en cuanto tome protesta como Presidente, va a declarar a los cárteles mexicanos como "organizaciones terroristas" lo que de acuerdo a la legislación estadounidense permite congelar de manera más rápida los activos financieros de las personas relacionadas con las organizaciones terroristas; sin embargo, también autoriza a combatirlos fuera del territorio estadounidense con efectivos militares de ese país. ¿Imagina usted, estimado lector, estimada lectora, la situación en que quedaría el gobierno mexicano si el gobierno de los Estados Unidos autorizara operaciones militares en nuestro país?
Estimado lector, estimada lectora que me dispensa el favor de su atención, por este medio le deseo una muy feliz Navidad y un próspero año nuevo. Que esta época sea de parabienes para usted y su familia.
X: @jesusmenav