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El chismecito del infierno

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El chismecito del infierno

VANESSA BARDÁN PUENTE

Viajan a la velocidad del sonido, pueden transformarse en un tornado, generalmente son extremadamente crueles y exagerados, generan endorfinas, atacan el estrés, nos ayudan a integrarnos y fortalecer vínculos dentro de un grupo social y hasta refuerzan nuestra comunicación con ciertas personas que tengan esos mismos intereses en sus conversaciones.

¿Quién no ha visto personas divertidas bebiendo café y conversando chismes? Estos comentarios o habladurías, pueden ser verdaderas o falsas, suele difundirse de boca en boca, muchas veces con el objetivo de criticar a una persona, sin que éste se encuentre presente, calan hasta lo más profundo y ¡cuánto daño causan! Son como bocados suaves, que penetran hasta las entrañas, tienen el efecto bola de nieve, se agigantan y tienden a estropearlo todo.

El chismoso, es la parte que difunde el chismecito, sin tener conciencia del impacto inmensurable de su comentario, generalmente busca agradar a otro, ser escuchado o tener prestigio. Y en ocasiones, es una manera de no hablar de sí mismo, ya que le resulta más fácil hablar de los demás.

El objetivo perverso del chisme es la triangulación de comentarios negativos acerca de una persona que no está presente, cada chismecito hace un terrible daño, arruina y destituye victimas. El trago que te tomabas como mujer casada nadie lo comenta, el que disfrutas como divorciada ante los ojos de los chismosos te convierte en casi alcohólica y despechada, la diversión que podrías proyectar bailando en un lugar público como mujer casada está bien, pero lo mismo divorciada, estás por mal camino, el levantar interés en personas del sexo opuesto cuando estas soltera te convierte en una mujer interesante, si estás divorciada, te convierte en busca hombres y eres el chisme de la semana.

Todos estamos rodeados de personas que emiten elucubraciones contundentes, dañinas y ponzoñosas, que cuentan con el tiempo disponible para observar lo que hacemos, se especializan en tener una especie de radar que deforma todo, acerca de nosotros y de cuantos se le crucen en la vida.

Todos tenemos una vecina metiche, una tía chismosa y criticona, que te les ve mil defectos a todos y ella se siente perfecta, supuestamente 'bien informada' y dueña de la verdad. Pero, lo que el chismoso no acepta es su ruindad, mezquindad y su pobre vida interior.

Aprende a desarmar al chismoso ponle un alto y dile: "Esto no te compete, "Es extraño que una persona como tú se dedique a hablar de esa forma de tus compañeros, familia etc", "Creo que esto que comentas habla peor de ti que de los demás"... serían algunas fórmulas válidas para aniquilarlo.

Y con una mano en el corazón, evalúa si tú eres el chismoso o eres parte del problema al prestar tus oídos al chismecito. Ya es tiempo de poner la cabeza fría a chismes, intrigas y rumores que afectan tú día a día, no te metas en aclaraciones, córtalas con racionalidad, pues solo afectan tu tranquilidad.

Pregúntate sin rodeos: '¿Esto es útil para mí?', '¿Me sirve de algo?', '¿Es constructivo en este entorno?' y repite las veces que sea necesario: "No es mi problema" "yo no me meto en eso" "no soy chismoso".

Los chismosos siempre serán los chismosos, hasta que alguien deja de sentirse cómodos con ellos. ¡Evítalos! incluyendo los noticieros o programas de la farándula, para que no te veas involucrado en asuntos que no te corresponden, pásalos por el tamiz de la razón y cierra ese círculo tan poco virtuoso: el del chismoso y sus enormes ansias de ganar protagonismo.

Para tener paz interior hay que cerrar los oídos a palabras y conceptos tóxicos, rechaza todo lo que no te corresponda. Cuando alguien te hace una pregunta que tú no deseas contestar sonríe y pregúntale ¿porque quieres saber eso?

Las únicas chismosas a quien debemos prestar atención son a las cejas, ellas son las chismosas de la cara, nos delatan cunado estamos enojados o confundidos, los ojos por su parte son ojos protagonistas de la verdadera comunicación. Madurar es darse cuenta de cuantas cosas no merecen tu energía.

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Escrito en: Cariñoterapia personas, chismoso, tener, hablar

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