¡Fore! ¡Aguas!
Fore, en inglés; aguas, en español. Así gritan los golfistas cuando van a pegarle a la pelotita, con el objetivo de que quienes van delante del pegador se resguarden; no vaya a ser que sea alguien con un bajo "handicap", o sea, muy mal golfista, y les pegue con la pelota en la cabeza.
Pues esta advertencia se las hacemos a los dirigentes de todo el mundo, pues ya está Trump en el lugar de salida de su turno y listo para causar los mayores problemas posibles en el planeta durante su "vuelta", que en el golf son 18 hoyos y, en su turno, cuatro años.
Viene con su equipo de compañeros de aventura, con perfiles autoritarios y con ganas de no advertir a los otros equipos, sino apuntarles, con sus tiros, a sus gorritos. Se concentran, para sacar del juego, en especial a los que tienen ojos rasgados, hablando un idioma oriental y otros que definitivamente parecen ser nuestros coterráneos, pues se identifican con sus paliacates y bastones de golf elaborados con maderas finas, de esas que cortaron y sobraron, para hacer el trayecto del famosísimo Tren Maya. Fáciles de identificar, pues llegan en helicóptero.
Por más que leo y escucho y veo las noticias, el mensaje es de esperanza y halagador. Nuestras relaciones vecinales se fortalecerán, según el discurso, y podremos seguir planeando visitar Ruidoso Nuevo México, para estas próximas navidades, sin el riesgo de ser deportados al subir a las montañas para deslizarnos con nuestros esquís rentados. Sin embargo, no confío mucho, ya que la realidad nos alcanza y nos atemoriza; ni modo de no asustarse, ante unas posibles deportaciones (e imposibles en cantidad: ¿11 millones de ilegales?), que nos suban las tarifas y que asusten a nuestros posibles inversores extranjeros, y que nos pidan cobrarles, en lugar de regalarles, el petróleo a nuestros cuates cubanos, entre otras cositas más que ustedes ya intuyen.
Nosotros no hacemos mucho por mejorar el contexto; presentamos un Presupuesto de Ingresos y Egresos, para el próximo año, lleno de ¿buenas intenciones? Ni tanto: le rebajamos 34% a la salud, lo mismo a la educación y un buen a la Secretaría de Defensa.
De por sí la seguridad anda sin rumbo y control; ahora los soldados se trasladarán en patinetas, o algo que no consuma combustible. Eso sí, casi 79% del dinero asignado a todas las obras de infraestructura es para vías férreas. Buena idea, pero ¿no estaría mejor fortalecer a los estados con obras que les permitan competir por proyectos de "nearshoring", o de plano de un "friendshoring" con los inversores americanos?
De plano, estamos sin muchas alternativas para seguir creciendo la economía con solo nuestro mercado interno, que año con año aumenta en 1.2 millones de mexicanos, y sin generación de dinero y riqueza, con un PIB a la baja, pues seguiremos pobres. A menos que arreglemos nuestras diferencias con los vecinos ricos y aprovechemos la inercia de su crecimiento. Solo se necesita: inteligencia, trabajo en equipo, negociar no por una posición (¡sí!, contra ¡no!) sino por un interés común, y querer profundamente a nuestro país. ¿Tendremos esto?
Ánimo. Ya viene el día 25, día de Santa Catarina, patrona de Tepehuanes en Durango, y patrona del comercio internacional.