Goyo Cárdenas, el estrangulador de Tacuba que paralizó a México en la década de los 40
En el siglo XX, se hizo de conocimiento público el caso de Gregorio “Goyo” Cárdenas o mejor conocido como “El Estrangulador de Tacuba”, quien asesinó a cuatro mujeres de menores de edad entre los meses de agosto y septiembre de 1942. Las víctimas de el asesino fueron tres prostitutas y una compañera de la carrera de Ciencias Químicas, con todas ellas tuvo relaciones sexuales y al terminar las ahorcaba para después enterrarlas en el jardín de su casa.
Graciela Arias fue su última víctima, quién también era su novia a la cuál en repetidas ocasiones llegó a violar estando muerta en su cama siendo no solo un asesino, sino un fan de la necrofilia.
¿Quién era Gregorio Cárdenas?
Goyo nació en el año de 1915 en la Ciudad de México. Alfonso Quiroz Cuarón, el “Padre de la Criminología mexicana”, comentó que este delincuente desarrolló su comportamiento homicida por una encefalitis en su niñez, la misma que le dio una infección en el sistema nervioso central, destruyendo tejido no reproducible. En su infancia, Goyo gozaba de torturar de animales, y destacando la ausencia de su padre, Cárdenas Hernández, era uno de los ocho hijos de la señora Vicenta Hernández.
A la edad de 27 años, Goyo estaba estudiando Química en la Universidad Nacional Autónoma de México, además obtuvo en ese lapso de tempo, la beca de Petróleos Mexicanos (PEMEX) para seguir con sus estudios.
De las pocas cosas buenas que tiene Gregorio, era su inteligencia y habilidad para la escuela, ya que en más de una ocasión se le destacó por ser un excelente estudiante. De cierta forma, no levantaba sospechas porque se le consideraba una persona común y corriente, quién además de ayudar en casa, compartir y gastar sus ganancias en y para su familia y novia, Sabina González Lara, tocaba el piano, pintaba y hacía experimentos de su carrera al terminar su horario laboral.
Tras ser internado por su madre en un hospital psiquiátrico, Goyo confesó sus crímenes.
Al estar tras las rejas de Lecumberri, Cárdenas fue a clases de psiquiatría, recibía visitas familiares, tenía relaciones con las enfermeras, plantó un árbol en su celda y tenía permiso para salir cuando se le placiera.
En 1976, el presidente Luis Echeverría le dio el perdón público, llevándolo al Congreso de la Unión, donde lo recibieron como héroe por ser un caso de rehabilitación. 16 años después se tituló de la carrera de Derecho con la tesis “Insuficiencia de nuestra legislación en la inimputabilidad por ausencia o disminución de capacidad mental”, por la Escuela Nacional de Estudios Profesionales Aragón, casa de estudios de la UNAM.
El Estrangulador de Tacuba falleció en 1999 a los 85 años en Los Ángeles, California, Estados Unidos, donde laburaba como abogado.