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Hoy me reconcilio con mi padre

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Hoy me reconcilio con mi padre

VANESSA BARDÁN PUENTE

Todos los seres humanos en algún momento sentimos la necesidad de sentirnos protegidos, sentirnos validados, importantes y reconocidos por otro. Y esto se puede lograr finalmente sanando la relación con el padre.

Tomar al padre es asentir tal y cómo es, con sus luces y sus sombras. Tomar a tu padre te permite hacer tu vida de la mejor manera, tomando tu responsabilidad y hacer por ti lo que hasta ahora le has exigido a él, comprender que hizo lo que mejor sabía hacer, aceptarlo tal como es, respetándolo como el grande y agradeciendo lo que te dio. Porque gracias a eso, estás aquí y ahora puedes pasar la vida, a través de tus hijos. Todos lo que tienes y eres, proviene de tus padres.

El restablecer los vínculos amorosos con ellos, es un camino seguro a tu felicidad, la de tus hijos y tus relaciones en general. El padre también está determinado por la madre, en el sentido de que es ella la que le da a entender al niño el rol del padre, es ella la que le hace presente, le da cuerpo, le da voz, existencia, potencia. Por lo tanto, este lugar del padre no depende solo de cómo sea la personalidad del padre real, sino de cómo lo mire la madre también. Ella maneja un discurso acerca del padre. El niño lo vive y lo siente y capta estos sentimientos de la madre. Es decir, que en las manos de la madre está el que esta función funcione.

No existen fórmulas mágicas, sanar es un trabajo de consciencia. Aquello que te gusta y aquello que no te gusta de papá, también está en ti, aceptar, esa aparente de "imperfección", nos brinda un hermoso regalo, porque tenemos la oportunidad de amarlos tal y cual como son y a su vez nos permite amarnos tal y cual como somos. Cada uno de nuestros padres está sometido a la relación con sus propios progenitores, con sus dinámicas de vinculación particulares, con las costumbres de su época. Aprendieron con nosotros por ensayo y error, con las herramientas que tenían. Obviamente, eso no justifica lo ocurrido. Pero, te puede ayudar a sentir más paz.

Renuncia a la idea de creer ser "mejor padre o madre", de lo que ellos fueron, porque la vida se encargará de demostrarte que lo terminarás haciendo igual o peor. La vida compensa la humildad y castiga la soberbia, deja de juzgarlo, de excluirlo, para darle hoy un lugar muy especial en el corazón.

Por muy buenas que sean las técnicas actuales de terapia, es necesario que asumas tu responsabilidad en el proceso de sanación, que es lo que realmente te lleva a hacerte consciente. Avanzar hacia la vida, implica aprender a cuidar de ti, hacerte responsable de tus sueños y metas, ahora tienes que aprender a desarrollar tus padres internos.

Cuando alguien se queda anclado en el dolor, el resentimiento y la acusación a sus padres pierde conexión con la vida. La buena relación con el padre es necesaria para posicionarnos en la vida.

Por eso, cuando tenemos problemas para reconocer nuestro valor o nos cuesta empoderarnos, asumir las riendas de nuestra vida, o lograr el éxito, es hora de reconciliarnos con él.

No es una técnica específica, la que te pueda ayudar. Es más bien un proceso, que implica trabajo interno y crecimiento de forma continua, en lugar de quedarnos anclados en los reclamos y los juicios.

La experiencia tiene que ser útil para desarrollarnos y servir a los demás; para vivir una buena vida, aunque pareciera imposible de lograr. Porque si te mantienes en el sufrimiento no habrá valido la pena, nada de lo que tus padres hicieron.

Sé compasivo. ¿Cómo podrías estar enfadado o resentido con un hombre que no sabía ser padre? Es sólo un hombre con sus circunstancias. Recuerda que si no sanas la relación con tu padre, seas hombre o mujer dejas una herida en tu alma que te marcará por siempre.

Rompe el patrón que une tú presente al sufrimiento y dolor con el que se relacionaron los miembros de toda tu familia. Cámbialo por la comprensión y la reconciliación. Hazte cargo de la única vida que tienes. Suelta el rencor, la culpa y deja que fluya poco a poco de nuevo el amor. Y de manera sentida y profunda respira y dile: ¡Gracias papá! lo que me diste fue perfecto, de lo demás me encargo yo.

Escrito en: CARIÑOTERAPIA padre, vida, padres, vida,

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