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A ocasión de la celebración por el día internacional de la Filosofía el pasado 22 de Noviembre, escuché una de las conferencias más apasionadas que un viejo profesor Rodolfo Cortés del Moral con doctorado en el área y que tuvo a bien platicar.
Y decía lo que muchos autores han sostenido durante toda su producción intelectual, que son más de 26 siglos, en donde la filosofía ha prevalecido como ese impulso que la curiosidad humana tiene por entender, por ubicarse tanto en sí mismo como en su circunstancia.
El objetivo principal, sino que crucial, en la formación filosófica es el hecho de preguntarse por lo que se cree, por lo que se piensa; un intento de observar el movimiento que la conjetura (pensamiento) tiene por sí sola y buscar lo que existe de autonomía en el entender: "Un entendimiento que sea seguido por sí mismo y no por ningún otro". (kant 1724- -1804). Muchos creen que los resultados del pensamiento, que las conclusiones del mismo, son filosofía (doctrinas o tratados filosóficos) y nada más equivocado, puesto que la filosofía no es ni verdadera, ni falsa y/o se encuentra por encima de la ciencia (la cual es verdadera por naturaleza) o por debajo, pero no participa del mismo método aunque este mismo haya sido propuesto por un filósofo (Descartes. 1596-1650). Los resultados que del pensar se tienen son las teorías concluyentes del acto de pensar (filosofía), pero no son el acto mismo de pensar, de sentir.
La filosofía es entonces una interlocución que se tiene entre el yo y una realidad a la cual enfrentar; "una piel espiritual" (Hegel 1770-1831) que aborda el presente y sus problemas en cada actualidad, no el pasado, tampoco el futuro, sino que con su propio lenguaje dice de un presente con toda su abstracción general o global que de se suyo tiene; es aquí donde la dificultad de esta actividad se hace verdaderamente compleja, puesto que pretende dejar toda influencia de ideas para dilucidar lo más auténtico u original posible que un sujeto pudiera tener al percibir su interior y alrededor, una voluntad que extrema su libertad de inspiración en la fragua de la experiencia que como principio supone misterio.
La filosofía no solo no sirve para tratar los hechos como tal sino que no es su tarea, la filosofía merece todo aquellos problemas que no tienen solución para la especie, esos que elabora el ser humano y que le son mucho más importantes que la solución de los problemas inmediatos como lo son la comida y el refugio, sino problemas como: nuestro origen, la libertad, el destino y el placer, el dolor entre otros.
La filosofía entonces advierte su haber como el discurso que enfoca y globaliza los problemas de los hombres para llevarles a cuadros teóricos que conduzcan a la integridad o unidad en la sutileza o atropello de existir, en una consciencia que aún está por entender su función e inquisición de un mundo imaginado o no por la misma especie.
