Editoriales

OPINIÓN

La sequía profunda de nuestros días

Y el medio ambiente... ¿qué?

La sequía profunda de nuestros días

La sequía profunda de nuestros días

JORGE ARMANDO NEVÁREZ MONTELONGO

Agradezco a este importante medio de comunicación El Siglo de Durango, y a su Director General, la oportunidad de publicar algo de mis reflexiones sobre la muy compleja situación que vivimos por la grave crisis hídrica y ambiental que se agudiza conforme pasan las semanas, debido fundamentalmente a la actual ausencia de precipitaciones pluviales, mismas que han venido a menos de manera paulatina prácticamente desde los tiempos iniciales de la pandemia, hasta llegar a un agotamiento pocas veces visto, y muy significativo, de nuestras principales reservas de agua superficial y subterránea en el país.

Esto sin duda debe ser y es, ahora, una gran preocupación para todos y, por qué no decirlo, una enorme tristeza para miles de familias del medio rural principalmente, quienes, de por sí, subsisten precariamente de las labores del campo y la actividad pecuaria y que en este momento muchas de ellas, sobre todo las del norte árido, semiárido o de las zonas serranas, no cuentan ni con la cantidad esencial para satisfacer sus necesidades de agua para el consumo humano, pues sus fuentes se han agotado o están a punto de hacerlo.

En las zonas urbanas las condiciones no son menos difíciles; el uso del agua subterránea se ha intensificado, ya que en la mayoría de ellas las únicas fuentes de abastecimiento de agua potable y para otros usos son los acuíferos y por lo general al constituir estos un medio continuo que subyace a los asentamientos humanos, resienten de manera drástica la caída en sus niveles de producción sin tener la posibilidad de mantener un equilibrio entre la extracción y la recarga, de ahí que actualmente 42% de los acuíferos del país presentan una severa sobreexplotación.

Si a lo anterior sumamos el aumento de la demanda de agua por el crecimiento poblacional, la inmigración campo-ciudad y el incremento enorme de las temperaturas medias anuales que se recrudecen y marcan nuevos registros históricos cada año en la temporada primavera-verano, veremos que amplios sectores de la población urbana para nada están en mejores condiciones que la rural, si acaso por un relativo y eventual acceso al agua suministrada en pipas o de manera intermitente.

La situación es bastante grave; la sequía se ha abatido en nuestro país como hacía más de 70 años no sucedía, llegando en estos momentos a afectar más en mayor que en menor medida a cerca del 80% del territorio nacional con niveles que van de severa a excepcional de acuerdo al Monitor de Sequía de México, del Servicio Meteorológico Nacional.

La sequía a estas fechas ha inutilizado prácticamente a 65 de las 210 principales presas del país, las cuales se encuentran entre 0 y 20% de su capacidad total, es decir, niveles en los cuales ya no es posible extraer agua ni por las obras de toma. Imaginen lo que significa tal hecho para miles de familias que dependen de esos embalses para el riego de sus cultivos que en la mayoría de los casos es su única fuente de subsistencia. En otros casos, quienes tienen la posibilidad recurren a la extracción intensiva del agua subterránea para cultivos y animales sobreexplotando aun más los acuíferos.

En Durango, de acuerdo a información reciente de la Conagua, 2 de las 10 presas que se monitorean se encuentran prácticamente secas y, en conjunto, un nivel de almacenamiento que ronda el 40%. Se pronostica, con la inauguración de la temporada de lluvias a partir del 15 de mayo, la ocurrencia del primer huracán de nombre "Aletta" por el Océano Pacífico, que podría acercarse entre otros estados de México a Nayarit y Sinaloa y beneficiar de paso con sus escurrimientos por la vertiente interior al estado de Durango. Esperemos que eso suceda y que sea el inicio del rompimiento de este ciclo desastroso de más de tres años.

Sin embargo, han sido tan fuertes los efectos nocivos de la sequía en varios aspectos, que se requerirá de un periodo continuo de lluvias de al menos dos años para que la recuperación de embalses, bosques, llanos, acuíferos y ecosistemas riparios se pueda dar y, con ello, la economía de las regiones.

Twitter: @_jorgenevarez,

E-mail: [email protected]

* El autor de esta colaboración es consultor hídrico.

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES agua, sequía, niveles, prácticamente

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas