La visita de los 7 templos: El chófer que paseó a una dama misteriosa
Los templos religiosos de nuestra ciudad capital son de los más aclamados del país, por su arquitectura basada en el estilo barroco novohispano. No obstante, estos lugares sagrados fueron testigos de actividad paranormal, como el relato de una mujer que regresó del más allá para presentarse en estos aposentos: La visita de los 7 templos.
Corría el año de 1937, la ciudad de Durango comenzaba un proceso de urbanización. Las carretas quedaban en el pasado, aparecieron los primeros automóviles en la capital, entre ellos un Ford modelo 1934, el cual conducía Don Pablo Rodríguez, protagonista de este relato.
Don Pablo era un chófer de sitio, conocido entre sus allegados como “Don Cacahuate”. Un día, estaba deprimido porque no había conseguido pasajeros, eso lo dejaba sin ganancias. Sin embargo, la señora fortuna le sonreiría más tarde.
A las nueve de la noche, un campesino se presentó para solicitarle una dejada a su casa, la cual estaba ubicada pasando el panteón, cerca de la San Martina. Era un lugar remoto del pueblo, pero a Don Pablo no le importó, puesto que los viajes a larga distancia le dejaban muy buenas ganancias. Le cobró 5 pesos, cantidad que era bastante significativa en aquellos días.
Cuando emprendió el regreso a la ciudad, se encontró con una bella dama en el camino, quien le hizo la parada a su carro. Don Pablo se detuvo, le abrió la puerta trasera y subió al vehículo. La misteriosa mujer dio las buenas noches y le pidió al chófer que la llevara al pueblo, irían a varios lugares y después volverían al inhóspito sitio desolado.
Don Pablo quedó tranquilo con la cálida presencia de la joven mujer, quien transmitía una vibra agradable e intrigosa a la vez. La dama no pronunció ninguna palabra hasta que llegaron a las primeras calles de la capital, por lo que el señor le preguntó:
—¿A dónde la llevo?
—Me hace el favor de llevarme a varios lugares, pero no se preocupe, sus servicios serán bien recompensados. De momento lléveme a la Catedral.
Don Pablo se estacionó en frente de la Catedral Basílica Menor, la mujer se bajó, se puso de cuclillas frente a la puerta cerrada de la iglesia y pasó un largo rato en oración. Tras terminar de rezar, la dama ingresó al vehículo y le pidió a “Cacahuate” que la llevara al templo de Analco, recinto donde hizo lo mismo que en Catedral, se incó y rezó para marcharse. Repitió la misma fórmula en los templos de San Agustín, San Juan de Dios, Santa Anna, San Miguel y el Sagrado Corazón de Jesús.
Cuando terminó de recorrer los 7 recintos sagrados, le pidió a Don Pablo que la dejara en el Panteón de Oriente, puesto que el trayecto había terminado. Al bajar en la puerta principal del camposanto, le dejó al chófer un anillo y una nota, la cual tenía escrita la dirección de una persona que se encargaría de pagarle al chófer por sus servicios. La hermosa damisela le agradeció a “Cacahuate” por ayudarla, ingresó al panteón y recorrió los pasillos hasta perderse en la oscuridad de la noche. Don Pablo no quiso saber más y se marchó a su casa.
Al día siguiente, visitó la casa que venía apuntada en la nota que le entregó la mujer. Lo recibió un doctor, quien le pagó 20 pesos y le dijo que volviera después por el resto. “Cacahuate” le entregó el anillo que recibió de la dama misteriosa. Con lágrimas, el médico le confesó que esa sortija le perteneció a su esposa Josefina, falleció un año atrás.
Don Pablo recibió 200 pesos en total, nunca imaginó que saldría bien recompensado por auxiliar a una difunta, quien regresó del otro mundo para cumplir un compromiso con su familia.