¿Mantequilla de maní o almendra?
En el mundo de las mantequillas de frutos secos, dos de ellas se destacan en todo el mundo, ya sea por sabor, lo prácticas que son para incorporar a platillos y su accesibilidad para el mercado.
Se trata de la mantequilla de maní y la mantequilla de almendras, ambas muy populares para un buen desayuno, merienda y par agregar como un ingrediente versátil.
Su mismo nivel de venta ha llevado a muchas y muchos a cuestionarse cuál es realmente mejor. Sin embargo, responder a esto es bastante complicado, pues en realidad depende de los objetivos nutricionales y preferencias personales.
Para ayudar un poco a resolver esa duda, aquí se dejan algunos puntos a tomar en cuenta para saber si se quiere una u otra, según la necesidades y gusto de cada quien. Desde las calorías que contienen, sus beneficios para la salud y hasta recomendaciones de consumo seguro de cada una.
CALORÍAS Y COMPOSICIÓN NUTRICIONAL
Primero tenemos a la mantequilla de maní, deliciosa y bastante querida en el mercado.
Pero, hay que tomarle un poco de respeto, pues tan solo una porción de 2 cucharadas (aproximadamente 32 g) contiene unas 190-200 calorías, 16 g de grasa, 7-8 g de proteína y 6 g de carbohidratos. Y aunque es rica en grasas monoinsaturadas, pero también puede contener sodio y azúcar si no es 100 por ciento natural.
En el caso de la mantequilla de almendras se sabe que, por la misma cantidad, aporta alrededor de 190-210 calorías, 18-19 g de grasa, 7 g de proteína y 6 g de carbohidratos. Es más rica en grasas saludables y vitamina E en comparación con su contraparte de maní.
Como se puede ver, ambas opciones tienen un perfil calórico similar, pero la mantequilla de almendras destaca por su mayor contenido de micronutrientes como calcio y magnesio.
BENEFICIOS PARA LA SALUD
Hay que remarcar que ambas son excelentes opciones y tienen grandes propiedades y beneficios para la salud.
La mantequilla de maní, por ejemplo es una buena fuente de proteínas vegetales, lo que la convierte en una opción económica para deportistas o personas que buscan aumentar su ingesta de proteína.
Además, contiene antioxidantes como el resveratrol, conocido por sus propiedades antiinflamatorias.
Y por si fuera poco, su perfil graso, mayormente monoinsaturado, apoya la salud cardiovascular.
Por su parte, la mantequilla de almendras, como ya se dijo, es rica en vitamina E, un potente antioxidante que protege la piel y combate el envejecimiento celular.
También contiene más fibra que la mantequilla de maní, lo que favorece la salud digestiva.
Y finalmente, es una opción recomendada para quienes buscan mejorar la densidad ósea, gracias a su aporte de calcio y magnesio.
¿CÓMO CONSUMIRLAS DE MANERA SEGURA?
Al saber que una o dos cucharadas ya aportan un alto contenido calórico, es importante tomar en cuenta algunos aspectos de consumo.
Las más importantes es evitar excesos, pues ambas son densas en calorías. Consumirlas con moderación (1-2 cucharadas al día) ayuda a evitar un exceso calórico que podría llevar al aumento de peso.
Se recomienda de igual forma optar por opciones naturales, por lo que es muy importante revisar las etiquetas y elegir versiones sin azúcares añadidos, aceites hidrogenados o conservantes.
Por último pero no menos importante, hay que tener cuidado con las alergias. Si se tiene antecedentes de alergia al maní o a los frutos secos, hay que consultar a un médico antes de consumirlas.
¿CUÁL ELEGIR?
Todo lo anterior ayuda a tener una mejor noción de cuál es más adecuada para cada persona. Si se busca una opción económica, rica en proteínas y energizante, la mantequilla de maní es una gran elección.
Si se prioriza una mayor densidad de nutrientes, como vitamina E y minerales esenciales, la mantequilla de almendras se lleva el premio.
De cualquier forma, las dos son muy prácticas, así que bastará con untar un poco sobre tostadas integrales con plátano o fresas para un desayuno rápido y saludable y empezar a añadirla a la dieta.
También queda bien con batidos, avena o salsas para un toque extra de cremosidad y sabor.
En conclusión, no hay una respuesta universal, ambas mantequillas tienen atributos únicos que pueden encajar en diferentes necesidades y estilos de vida.
La clave está en consumirlas con moderación, asegurarse de elegir opciones de calidad y, sobre todo, disfrutar de sus beneficios y sabores como parte de una dieta equilibrada.