Monumentos
Allí están de nuevo. Esas columnas blancas que se elevan al cielo y lo perforan. Son todo lo contrario a esos gigantes aborregados, también blancos, hermosos y peligrosos a la vez -cumulonimbos- cuyas inconmensurables fuerzas al interior ascienden y descienden y son capaces de destruir al mayor pájaro creado por el ser humano. En ellas puede aparecer el gris que delata su función en este mundo: acumular humedad y transportarla. Y así viajan y crecen, hasta que, por fin, implosionan. Esparcen vida en forma de gotas, de granizo, de rayos. Todo revive después del largo estiaje.
Las columnas que hoy miramos en el paisaje son la antípoda, tristes avisos de muerte, monumentos a nuestro desprecio por la vida. Debajo de ellas, están las llamas que devoran bosques, selvas, pastizales, lo que se les atraviese. Año con año reaparecen, ya las incorporamos a nuestras vidas. ¡Son parte del paisaje mexicano! Aparecen reportes, quizá una foto en primera plana: cientos de incendios vivos cada día, decenas de entidades afectadas, miles de hectáreas perdidas. También las imágenes de brigadistas con más arrojo que equipo, luchando contra dragones.
Don Carlos Bosch -un gran historiador de origen catalán- escribió un libro tan bello como desgarrador: México frente al mar. Su tesis es muy clara, México cuenta con miles de kilómetros de litorales desperdiciados, tanto para la pesca como para la marina mercante. México da la espalda a esa riqueza. Lo mismo se podría decir de nuestra actitud ante los bosques y selvas. En América Latina sólo Brasil y Perú, tienen mayor extensión con vocación silvícola. La extensión territorial de Brasil es más de cuatro veces la de México. Pero Perú tiene más de 700 km cuadrados menos que nosotros. Nuestra producción silvícola crece, pero nuestra superficie forestal ha disminuido -alrededor de un 7% desde 1990- (Statista Research Department). Más producción, menos superficie, algo no cuadra. La misma agencia reporta una pérdida de superficie forestal de 170 mil hectáreas en el 2023. Entre enero y noviembre de ese año, se registraron 7 493 incendios. Lo más dramático, triste, vergonzoso es que, el 35% fueron provocados. Nuestro gobierno habla de 99%.
Son diez y siete los países más megadiversos, responsables del alrededor del 70% de la diversidad mundial. México es el quinto de la lista, pero somos responsables de un 10% del total de especies registradas en el mundo; el quinto en especies de plantas; cuarto en anfibios; segundo en mamíferos y primero en reptiles, 864 especies registradas. Las funciones de CONABIO fueron pensadas precisamente para, con independencia, dar seguimiento a esa riqueza. CONABIO está en proceso de ser devorada por el centralismo. Otra destrucción por decreto, sello de la 4T.
Pero, ¿y la CONAFOR o el FONDEN también contemplaban estas situaciones? Marzo 20, CONAFOR reporta 30 siniestros en 10 entidades, 610 hectáreas afectadas, 14 en áreas naturales protegidas. El colmo. Había 848 combatientes. Marzo 26: 95 siniestros, en 18 entidades destruyendo 3 000 hectáreas. Combatientes, 4 000. En seis días un incremento del 216%. En contraste, el presupuesto de CONAFOR se ha reducido en 40% en cinco años. En montos totales estamos hablando de 2 700 millones. El sobre costo de Dos Bocas -cuyo presupuesto inicial era de 8 000 mdd- podría llegar a los 20 000. O sea, alrededor de 230 000 mdp. extras. El Tren Maya -ese que se descarrila- el mayor ecocidio visto en México, tendrá un sobre costo de 228%, incluidas desviaciones a familiares y amigos. Pasó de 150 000 mdp a 500 000. Las Fuerzas Armadas gastaron en el 2023, 153 000 mdp más de lo presupuestado. Operarán más del 20% del presupuesto, 8.6 veces más que en el 2018. México cuenta con 226 Áreas Naturales Protegidas -187 terrestres- con las marinas suman 93 000 hectáreas. Pero sólo tenemos 646 guardabosques, o sea, menos de 0.3 guardianes por Área. Prioridad: devastar a México. Profundo desprecio por la vida.