Problema. La productividad se ve reducida a partir de que los empleados del sector público y privado ven mermada su salud mental por 'burnout', casi hasta la mitad.
Tres cuartas partes de las personas que trabajan en el sector público y privado padecen el Síndrome del Trabajador Quemado.
En vísperas de la conmemoración del Día Mundial de la Salud Mental, la psiquiatra y terapeuta Soledad Ruiz Canaán ofreció un panorama de las condiciones en las que laboran los trabajadores mexicanos, bajo una de las condiciones que más dañan su estabilidad.
Refirió que los datos de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) establecen que se pierden 12 mil millones de días de trabajo al año a causa de este síndrome, también llamado "burnout", lo que equivale a un billón de dólares anuales por gastos.
En el caso de México, advirtió que aunque en octubre del año 2020 se publicó el decreto relativo a la Norma Oficial Mexicana (NOM) 035, que establece los elementos para identificar, analizar, y prevenir los factores de riesgo psicosocial en cada centro de trabajo, pocos avances existen al respecto.
A tal grado, que la misma OPS tiene identificado que en México el 75 por ciento de los trabajadores tienen "burnout", superando incluso al 73 por ciento de los trabajadores de China.
El síndrome del Trabajador Quemado ocasiona trastornos de ansiedad, depresión y consumo de sustancias, hasta llegar al suicidio como manifestación extrema.
"Es una patología social que se tiene que atender", puntualizó Ruiz Canaán.
Incluso, adelantó que la propuesta de reducir las horas de trabajo semanales a 40 horas, tal como se ha planteado a nivel legislativo, premitiría en cierta medida atenuar el "burnout" que aqueja a los trabajadores mexicanos, pero sobre todo a los propios empleos, pues se estima que este síndrome disminuye cerca de un 50 por ciento por ciento la productividad.
Juan Omar Cabrera, especialista en salud mental, consideró que es necesario ofrecer herramientas a los trabajadores que les permitan pedir ayuda ante las consecuencias somáticas del Síndrome del Trabajador Quemado, como la debilidad emocional, falta de asertividad y problemas de disfunción sexual.