
Te voy a dar donde más te duele
"Te voy a dar donde más te duele". Con estas palabras, Felipe Rascón amenazó el 24 de abril de 2003 a Ángela González, su exmujer, tras su separación. Esa misma tarde, el hombre asesinó a Andrea, la hija de ambos de siete años, en una visita permitida por un juez.
Ángela había huido del maltrato que él le infligía y había puesto hasta 48 denuncias para alertar del riesgo que corría su hija. Este caso sucedió en España, en donde claramente el gobierno español no actuó con la diligencia debida para evitar que el exmarido de Ángela matara a la hija de ambos.
Se llama violencia vicaria, la que es ejercida siempre de hombres contra mujeres y se caracteriza porque tiene como objetivo dañar a la mujer a través de sus seres queridos y especialmente de sus hijas e hijos. Se sustituye a una persona por otra para ejercer la acción, en este caso a las hijas o los hijos a quienes se asesina para destruir la vida de la madre, o en ocasiones el hombre pone en contra de su madre con la intención de causarle un daño permanente, que en muchos casos lleva al suicidio de la mujer.
Sí se niega la existencia de la violencia contra las mujeres para no verse mal ante las cifras de feminicidios, suicidios derivados de la violencia vicaria, homicidios de niños por parte de sus padres y no los incluyen como violencia de género sino como casos aislados, dicen, lo que es verdad es que con esa actitud están más que cuestionados los valores democráticos y tiene efectos devastadores sobre la convivencia social.
La violencia vicaria es la forma más cruel de violencia contra la mujer que pueda existir; se toman como instrumentos de venganza a las hijas e hijos para infligir dolor y como un sistema de control hacia las mujeres. Simplemente es una conducta brutal de violencia de género.
Las víctimas directas son las hijas e hijos y la víctima indirecta es la madre; si hablamos de los primeros, siempre digo que los niños sufren en silencio, por no decir que son invisibles. Es bien común, como abogada, ver que los hombres, mientras se encontraban en unión con su pareja, nunca se hicieron cargo de sus hijas e hijos, pero en cuanto se da el rompimiento de la relación solicitan custodia compartida e inclusive plena, un régimen de visitas prolongado, y de esta manera seguir ejerciendo maltrato contra la mujer a través de las y los menores.
En México no se contabiliza el número de menores víctimas mortales en casos de violencia de género en contra de las madres.
En el tema de administración de justicia hay un trabajo muy fuerte que realizar en cuanto al problema de la violencia de género. Ante eso, la sociedad debemos reflexionar para que la incorporación de la perspectiva de género sea una realidad, y no un discurso vacío.
Tenemos que abrir los ojos e identificar el tipo de maltrato vicario que pueden estar recibiendo nuestras hijas, nuestros nietos, sobrinos, cuñadas o amigas y hacerles ver el daño irreversible que causan esas conductas, y que pueden acudir a los organismos de defensa de la mujer.