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Tres tendencias subterráneas

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MOISÉS NAÍM

Las fuerzas que cambian al mundo no siempre son visibles. Algunas son producto de cambios graduales, subterráneos, que modifican todo sigilosamente hasta que, de repente, descubrimos que el mundo que conocíamos ya no existe. Actualmente, están proliferando eventos de alto impacto que no reciben la atención que merecen. De esta lista de inestabilidades, destacan tres: la despoblación global, la criminalización del Estado y la fragilidad de China.

Los países con mayores ingresos se están despoblando. Cada vez más, las tasas de fertilidad han caído muy por debajo de lo requerido para contener el declive poblacional (...) Esto tiene su lado positivo, pero cuando las tasas de natalidad son excesivamente bajas se generan presiones sociales y políticas difíciles de manejar. Muchos países avanzados van por el mismo camino.

La segunda tendencia es el auge de gobiernos que adoptan estrategias, tácticas y modos de operar que son típicos del crimen organizado. La criminalización del sector público es una tendencia mundial y al alza.

Cuerpos policiales y de seguridad del Estado, militares, jueces, centros carcelarios, aduanas y controles fronterizos están bajo el control de bandas que manejan inmensos recursos financieros, poder político, redes internacionales y el uso de la violencia. Un significativo grupo de organizaciones criminales han pasado de operar a nivel nacional a actuar regionalmente y, en algunos casos, mundialmente.

El aumento de la violencia suele acompañar el auge de la criminalidad organizada y enquistada dentro de los gobiernos. El crimen organizado -con frecuencia asociado con gobiernos autocráticos- tiene enorme presencia en África, Asia, Eurasia y los Balcanes.

Los cárteles de la droga en México controlan grandes extensiones del territorio y operan en Sudamérica, Norteamérica y Europa, al mismo tiempo que las bandas narcoguerrillas colombianas, y nuevas bandas criminales en Venezuela extienden sus operaciones por la región.

Los organismos públicos encargados de enfrentar esta amenaza se están viendo desbordados mientras que los cárteles criminales gozan de una influencia sin precedentes.

La tercera tendencia que merece más atención es la fragilidad de la economía china. Hace pocos años se discutía cuándo superaría la economía china a la estadounidense. Hoy, nadie habla de eso. La atención se ha desplazado hacia los desequilibrios fiscales y financieros de China, las impopulares medidas que el gobierno deberá tomar para estabilizar su economía y la grave amenaza de una posible guerra comercial con Estados Unidos. La situación económica de China no es sólida. El aumento de los aranceles de Estados Unidos a los productos importados desde China asestaría un fuerte golpe a la economía del gigante asiático.

El malestar económico afecta la estabilidad política (...) A pesar de esta fragilidad, China mantiene fortalezas estratégicas muy importantes. Su enorme tamaño y su mercado interno, su alta competitividad internacional, inmensa capacidad manufacturera y su control de minerales críticos para la economía digital le otorgan ventajas significativas.

China no necesita convertirse en la primera potencia mundial para generar inestabilidad en el resto del mundo. Este mundo también sufre de gran inestabilidad. Las tendencias subterráneas no ocurren de forma aislada: se influencian entre sí, potenciando sus efectos, y estos efectos no se pueden ignorar. Ya están con nosotros.

X:@moisesnaim

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