Editoriales

OPINIÓN

Vivir intensamente

Diálogo

Vivir intensamente

Vivir intensamente

YAMIL DARWICH

Recibí del Dr. Sergio de la Peña, reconocido traumatólogo ortopedista lagunero, un correo que es verdadero elixir para el ánimo de aquellos que padecen o padecieron alguna enfermedad de seriedad y, quizá, para otros que se consideran viejos -olvidando que "solo tienen juventud acumulada"- sufriendo la melancolía por sus ayeres que no regresarán, aferrándose a aquello de "todo tiempo pasado fue mejor".

Se que cometo la indiscreción de compartirlo públicamente, pero seguramente él comprenderá que este tipo de mensajes son importantes en estos días, cuando la ansiedad tenemos que vivirla con todas aportaciones negativas -amenazas políticas, inseguridad, carestía, contaminación, etc.- de esta vida posmoderna.

Nos hace en su escrito la importante recomendación:

VIVE INTENSAMENTE y escribe:

"Nuestra vida se compone, indudablemente, de una serie de compromisos; el deseo infundado de prolongar la vida más allá de lo natural me resulta insano, inhumano y grotesco".

"Con mesura combatamos el deterioro de la vida; recurramos a nuestras reservas orgánicas para auxiliar a nuestros órganos a combatir la enfermedad".

"No existen razones para desear vivir más tiempo si la vida no es digna de vivir. Así que apliquemos métodos humanos para hacerlo con la menor cantidad de incomodidades, busquemos la ausencia de dolor, agradezcamos la tranquilidad y alegría de no padecerla".

"Disfrutemos de los pequeños detalles que brindan grandes placeres, como lo es una caminata, el viento, los amigos, una flor, la familia, la música, la gente; el ver crecer las plantas en primavera, la risa de un niño, la sonrisa de una madre, la mirada de una abuela, el estrechar la mano de una persona apreciada, el abrazo sincero, fraternal y cordial, los animales, el vuelo de las aves, la luna, las estrellas, el mar, la montaña, una puesta de sol, la charla amena y alegre".

"La vida es sólo una, es grandiosa y es breve, pero hay que vivirla con intensidad, sin desperdicio".

"La muerte y la vida viven juntas en nuestro interior, inseparables , las dos tan reales e innegables".

"Vivamos para que cuando el destino se cumpla presentándonos la muerte no pregunten ¿de qué murió?, sino pregunten ¿cómo vivió la vida?"

"Que nuestra vida sea tan intensa, tan llena, tan arrasante y grandiosa que, cuando llegue la muerte, solo sea una pálida sombra y una ínfima e insignificante presencia ante tanta vida aprovechada".

"Saludos y bendiciones a todos y sus familias". UN ABRAZO. 5 Abril 2024".

Esas son sus reflexiones que, sin duda, nos dejan mucho para pensar y repensar, viviendo en un mundo que cada día se vuelve más pragmático, materialista e individualista, haciéndonos dejar atrás las cosas más simples de la vida -las que Sergio nos enumera- abandonando los momentos y los lugares donde están las personas que nos nutren con su amor y amistad. Recuerde que somos gregarios y que la cercanía de los familiares y amigos nos regala alegrías, con sensaciones de seguridad y felicidad.

En su reflexión, particularmente nos invita a revisar nuestros actuares con los seres queridos: nuestros padres -si aún disfrutamos de ellos al tenerlos con vida-; nuestras parejas, quienes, tal vez de ese tanto bregar por conseguir mejor calidad de vida los estamos descuidado; los hijos, que requieren más de nuestro afecto y presencia educativa, el verdadero amor responsable, aunque no podamos comprarles más fatuidades y distracciones -electrónicos novedosos-; otros familiares que tal vez hemos dejado de visitar, particularmente los más viejos, con quienes vamos dejando de encontrar temas de conversación y convivencia. Cuidarlos.

Tal vez, la vida agitada también nos ha quitado la oportunidad de disfrutar sus experiencias y anécdotas de vida que nos nutren.

El Dr. De la Peña, nos regala con su escrito la oportunidad de regresar a las cosas simples de la vida; disfrutar de la naturaleza, música, sonrisas y hasta carcajadas en unión con los cercanos.

Luego propone profundizar en el amor, la fraternidad y esas acciones de convivencia social que también descuidamos.

En esta época que nos ha tocado transitar, a cada día nos alejamos más de la espiritualidad -no religión- llevándonos al individualismo y consumismo, quedando en soledad y obligándonos a esforzarnos para tener, más que ser; sin embargo, siempre nos queda la oportunidad para hacer un alto en el ajetreo y repensar lo que estamos haciendo con nuestras vidas y el derecho al ser: nuestra libertad, responsabilidad y persecución de la felicidad.

Cierra con una pregunta que para mí llega a ser preocupante, refiriéndose al final de nuestras vidas, cuando nos cuestiona sobre lo que imaginamos cómo será y el qué dirán de nuestro paso por la tierra; nos pide imaginar diálogos de cercanos sobre nuestra existencia: "¿de qué murió?, sino pregunten: ¿cómo vivió la vida?

Bien vale la pena ocupar un tiempo en reflexionar y luego actuar sin desatender nuestra crisis política. ¿Acepta el reto?

[email protected]

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES vida, nuestra, nuestras, nuestros

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Editoriales

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas