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2025: se complica el problema del agua en La Laguna

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2025: se complica el problema del agua en La Laguna

2025: se complica el problema del agua en La Laguna

GERARDO JIMÉNEZ GONZÁLEZ

Los registros históricos de entradas y salidas de agua en la presa Lázaro Cárdenas indican un comportamiento variable que reflejan los años lluviosos y secos en la parte alta de la cuenca del río Nazas, destacando aquellos donde los volúmenes que ingresaron son muy bajos (en el período de 1947, en que inicia su operación, hasta 2004, hubo cinco años en los que ingresaron menos de 300 Mm3, o seis con menos de 500Mm3), nos ponen a pensar la vulnerabilidad que representa depender del agua superficial para uso doméstico-urbano. 

El agua superficial que fluye por este río, almacenada en dicha presa y la Francisco Zarco (que opera desde 1968), depende de las precipitaciones que suceden en la parte alta y media de dicha cuenca, la cual, desde entonces, ha sido concesionada para uso agrícola en el Distrito de Riego 017, y solo hasta hoy con el programa Agua Saludable, se pretende destinar 200Mm3 para uso doméstico urbano. Cualquier alteración en esos flujos superficiales influirá en los almacenamientos que se presenten en las presas, de modo tal que cuando desciendan se afecta a la agricultura, como sucederá en 2025.  

Algunos ciudadanos que observamos y analizamos la problemática del agua en la cuenca y la Comarca Lagunera, hemos señalado la potencial vulnerabilidad mencionada, viendo como espejo a otras zonas metropolitanas como el Valle de México o Monterrey, en las cuales un importante porcentaje de los volúmenes que se les suministran a los millones de personas que las habitan, provienen de agua superficial almacenada en presas. 

La demanda de agua que enfrentan no la pueden satisfacer de los acuíferos que subyacen en el subsuelo de dichas megalópolis, de ahí que tengan que realizar trasvases a través de sistemas hidráulicos complejos, enfrentando crisis hídricas cuando ocurren sequías, como lo observamos en años recientes. 

Nuestro caso es diferente. Si bien tenemos la fortuna de que los ríos Nazas y Aguanaval nos proveen escurrimientos superficiales y depósitos subterráneos de agua, en teoría tenemos volúmenes suficientes disponibles para satisfacer la demanda del 1.7millones de ciudadanos que habitamos en esta región y las actividades económicas que en ella se realizan. La oferta de agua que tenemos en promedio anual, según datos oficiales, es de alrededor de 2,000 Mm3, y solo utilizamos para usos público-urbano e industrial cerca de del 10 %, por ello no deberíamos padecer problemas de abasto a la población. 

Hemos insistido que el problema del agua en La Laguna es de gestión, se centra en un manejo y uso inadecuado, no sostenible, donde destaca la sobreexplotación a que hemos sometido el agua del subsuelo, extrayendo volúmenes con una visión minera, pero también somos ineficientes en el manejo del agua superficial que se deriva de las presas y del agua que fluye por las redes hídricas urbanas, además de que sometemos a presión los humedales naturales. Hemos insistido que el problema del agua en La Laguna debe abordarse con un enfoque integral y de cuenca hidrológica, centrándonos en recuperar ríos y acuíferos, frenando la sobreexplotación y el deterioro que estos sufren, regulando las concesiones otorgadas a los usuarios de agua para acotar el tráfico legal e ilegal de estas, y siendo más eficientes con mayor organización y aplicando tecnologías que permitan aprovechar mejor este recurso.  

Este enfoque solo ha sido adoptado nominalmente desde las esferas gubernamentales, centrando sus acciones en medidas de mitigación, pero evadiendo enfrentar las causas, incluyendo a la anterior administración federal, que deja entre sus pasivos el tema del agua, que en casos como el de La Laguna lo abordó imponiendo un programa que, por su magnitud, no solo de este sino de la problemática que se enfrentaba, debió realizar una consulta con los ciudadanos que habitamos en esta región. Algunos creemos que en aquel momento había un abanico de posibilidades para abordarlo, menos onerosas y enfocadas en sentar las bases para resolverlo a mediano y largo plazo. Se priorizó la obra faraónica que solo mitiga y pospone a las siguientes generaciones la solución de las causas que provocan esta problemática. 

Ante esta omisión gubernamental, varios grupos ciudadanos hemos emprendido acciones de denuncia mediática sobre esta situación que apunta a agravarse con el tiempo si no se aplican las políticas públicas pertinentes, particularmente si se cumplen las predicciones de los posibles impactos del cambio climático en esta región. Hicimos uso de nuestros derechos como ciudadanos para recuperar el acuífero principal (donde se ubica el problema más grave), promovimos un amparo ante la justicia federal y obtuvimos una sentencia que nos daba la razón. Ya también lo hicimos para recuperar el río Nazas, en un proceso judicial en curso. 

Las preocupaciones que se vienen anunciando por los funcionarios de gobierno, o por productores agrícolas que se verán afectados con la autorización de volúmenes menores que se liberaran de las presas y solo permitirán un mini-ciclo agrícola, responde a causas naturales (la falta de lluvias en la parte alta de la cuenca del río Nazas durante los dos últimos años) y de gestión (la ineficiencia en el manejo del agua por el deterioro de la infraestructura hidroagrícola en el Distrito de Riego 017, incluyendo el tráfico ilegal de agua), es algo que ya ha ocurrido en años anteriores, que va continuar si no se aplican medidas para que no se repitan. Lo cierto es que los impactos de estos desasosiegos que arrastramos nos deben enseñar que problemas como el del agua debe atenderse en sus causas y no solo aplicarmedidas de mitigación, para que la historia no se repita. 

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES agua, solo, ciudadanos, volúmenes

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