525,600 minutos
“Quinientos veinticinco mil 600 minutos.. ¿Cómo mides un año en la vida?”. —JONATHANLARSON, RENT
Y al final ¿qué es un año? ¿Una vuelta de la Tierra al Sol? ¿El paso de un solsticio de invierno al siguiente? ¿Doce meses? ¿Trescientos sesenta y cinco días, si no toca ajustar por un bisiesto? ¿Ochomil 760 horas? ¿Quinientos veinticinco mil 600 minutos?
“¿Cómo mides un año en la vida?”, se preguntaba Jonathan Larson, el autor del musical Rent. “En luces de día, en atardeceres; en medianoches, en tazas de café, en pulgadas, en millas; en risa, en lucha. ¿Y qué pasa con el amor?”. Hemos terminado un año histórico para nuestro país. No lo entendimos así cuando comenzó. Estábamos en plena campaña electoral: dos mujeres y un hombre contendían por la Presidencia. Empezaba el último año --o más bien los últimos nueve meses-- del gobierno de López Obrador, quien había gobernado con algunos aciertos y muchos errores, conocurrencias y ataques a los jueces y los periodistas independientes. Pese a todo, México mantenía un sistema democrático con contrapesos al poder.
Poca gente pensó el 5 de febrero de 2024 que la veintena de reformas legales y constitucionales que lanzó López Obrador podrían volverse realidad. Parecía una nueva andanada de ocurrencias de un presidente con gran colmillo político, pero sin la capacidad de entender cómo funciona la economía o una sociedad democrática.
Que un político supuestamente progresista, con casi 50 años de experiencia, lanzara iniciativas que regresaban al país a los monopolios estatales de energía, que eliminaban los legisladores de representación proporcional por los que tanto había luchado la izquierda, que proponían la elección por voto popular de jueces, magistrados y ministros y que prohibían el vapeo a nivel constitucional se antojaba como una gran broma. Claudia Sheinbaum, la candidata presidencial de Morena, personalmente seleccionada por el presidente López Obrador en un nuevo tipo de dedazo basado en encuestas, triunfó en las elecciones del 2 de junio con casi el 60 por ciento de los votos. La victoria fue en parte de López Obrador, quien gracias al reparto de dinero público, que presentaba como si viniera directamente de sus bolsillos, compró voluntades y conciencias a lo largo del sexenio. Pero también Sheinbaum supo hacer una campaña disciplinada y mantener la unidad de Morena, el nuevo partido hegemónico, a pesar de todas sus rupturas internas. El que una mujer haya llegado a la Presidencia de la República, hay que decirlo fuerte, es un avance histórico para nuestro país. A este triunfo claro y contundente, sin embargo, se añadió otro sustentado en maniobras cuestionables, como el trasvase de diputados de un partido a otro, y a una interpretación dudosa de la Constitución por el INE y el Tribunal Electoral, que permitió a la alianza oficialista obtener 364 diputados, 73 por ciento del total, con solo 54 por ciento de los votos, y 83 senadores, 65 por ciento, con el 55 por ciento. Los partidos del gobierno compraron o amenazaron a algunos senadores para obtener lo que la Constitución prohibía: un gobierno con mayorías calificadas en ambas cámaras del Congreso.
Estas mayorías han permitido al gobierno hacer cambios a la Constitución que quebrantan los contrapesos al poder de un Estado democrático. Ha terminado el experimento mexicano de un cuarto de siglo con una democracia moderna y con equilibrios.
El 2024 ha sido un año histórico, pero no necesariamente para bien.Nos ha dejado un régimen de partido hegemónico que ya habíamos superado. Nos quedala posibilidad de cuestionar y protestar en los medios que siguen siendo independientes. Y tenemos todavía, por supuesto, el amor, que ni los peores dictadores pueden erradicar. PAN Y CIRCO
Lo decía el poeta romanoJuvenal, “Pan ycirco”, y nuestros políticos lo saben bien. Reparten dinero en programas sociales y montan espectáculos para el pueblo. Hoy han convertido el Paseo de la Reforma en la mayor discoteca del mundo con un espectáculo del grupo Polymarchs. Los gastos millonarios los pagan contribuyentes.
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