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LETRAS DURANGUEÑAS

Digresiones

OLGA LILIA AGUILERA

El alma esta quieta, escucha lo de afuera, no responde al

Llanto del hombre, sabe que sufre, pero calla, no

Interfiere.

Lo ha visto hacer rabietas y desorden.

El alma es prudente sólo

Observa, no se mezcla.

Hace un tiempo para que él

Razone, y se aquiete su mente.

¿Por qué espera el alma a que termine tal suplicio?

Porque el alma le quiere aún sin merecerle.

El alma es perfecta, es buena, es de Dios llena.

Y el hombre, todavía está

Afuera, no se entrega.

Desde el puerto un mar adentro veo,

Un timón, un barco quiero ser, pero no puedo aquí me quedo.

Son las olas que en su vaivén me atraen como imán.

Anhelo ese ir y venir de ellas, es su brisa tan ligera

Que me desnuda por completa, sintiendo su frescura plena,

Ahí me quedo, en su

Profundidad eterna,

Mas no sería con sentido ese anhelo mío, ya que un amor es terrenal

Que me mantiene despierta y consciente de mi entrega, cual marea tienta,

Esta arena que se ciñe al mar, donde cada día navegar es

Fantasmal.

Despejar la mente, qué más quisiera de tantas penas, de un sistema- laberinto sumergido en la oscuridad es por voluntad.

Mar de Dios es esta quietud, con arrecifes de colores

Vivientes.

Templos creados, sagrados,

Lugares santos que el Señor ha dado.

Santo es el cuerpo que tengo, mi esfera entregada,

Ha sido utilizada un tiempo con sentido opuesto,

Heme aquí Señor, sedienta, ten misericordia, déjame

Entrar

En tu mar profundo, donde el arrullo del silencio me dará la paz.

Escrito en: letras durangueñas durango escritos alma, sentido, hombre,, tiempo

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