
El Adelantado
Hernán Lara Zavala parecía haber salido de un cuadro de Zurbarán; sin embargo, su semblante no era el de un místico dispuesto al sacrificio, sino el de alguien que conoce la melancolía pero la contradice con carcajadas de tono grave.
Hubiera sido lógico encontrarlo en el siglo XVI. La desorientada realidad hizo que nos conociéramos muchos años después, en la presentación de un libro cuyo título expresaba nuestra incipiente condición: Itinerario inicial, antología de nueva narrativa compilada por Roberto Bravo. El año era 1985 y el sitio, la galería del INBA en la calle de Dinamarca, que se vendría abajo con el temblor de septiembre.