El desastre que deja Biden
Luego de un proceso electoral bastante conflictuado-incluso opaco, por el extraño manejo de los votos que se extraviaban en el correo-empañado también por la pandemia global que representó el COVID-19 en su momento, Joseph Biden logró hacerse de la presidencia de los Estados Unidos de América.
Iniciando con un discurso petulante y por demás sospechoso incluso para muchos de sus ciudadanos, aseguró que su triunfo al igual que su mandato no era otra cosa sino una lucha por "el alma de su país"; algo que volvió a repetir como parte de su discurso de despedida a la Nación o Adress to the Nation, que fue transmitido en horario de máxima audiencia, antes de dejar el cargo el próximo lunes.
Según lo expuesto por él mismo, Biden tiene una larga lista de logros de los que se enorgullece, como la ampliación de la red de seguridad social, la reactivación de la economía, su retórica en cuanto a los esfuerzos por combatir el cambio climático y hasta una supuesta revitalización del liderazgo estadounidense ante el escenario mundial, según sus propias palabras: "Hace cuatro años, estábamos en un invierno de peligro y en un invierno de posibilidades…Estábamos en las garras de la peor pandemia en un siglo, la peor crisis económica desde la Gran Depresión y el peor ataque a nuestra democracia desde la Guerra Civil. Pero nos unimos como estadounidenses y lo superamos. Salimos fortalecidos, más prósperos y más seguros".
Sin embargo, bajo su administración la inflación aumentó bruscamente, conmocionando a los estadounidenses, que no habían experimentado un fenómeno semejante desde principios de la década de 1980, llegando a alcanzar un nivel máximo del 9.1 por ciento en verano del 2022 (la más alta en cuatro décadas) derivando en un aumento acumulativo de precios del 20 por ciento, golpeando directamente el bolsillo de los estadounidenses con el costo de alimentos, gasolina y vivienda.
Por otra parte, tratando de contraponer en cierta medida las enormes cifras récord de abusos y deportaciones que él mismo dirigió contra indocumentados siendo Vicepresidente bajo la Administración de Obama, no se opuso a que su Vicepresidente permitiera de manera por demás irresponsable la mayor afluencia de inmigrantes ilegales registrada en la historia de su país, algo que muchos tipificaban incluso como "invasión" debido a la imposibilidad de lidiar con ella, sobre todo para los estados, ciudades y poblados en la frontera sur.
Su gestión se vio empañada por corrupción, inflación, inmigración ilegal, su mala salud mental y el pésimo acompañamiento tanto como manejo que en su gestión hizo Kamala Harris, por lo que Biden dejará el cargo entregándole el Sillón de la Oficina Oval a un hombre al que no se cansó de atacar por todos los medios posibles sin escatimar lo más bajo; promoviendo incluso una demanda bastante mal armada ante un Tribunal a modo en Nueva York para intentar encarcelar o descarrilar la candidatura presidencial de Donald Trump sin lograrlo, mientras por otro lado preparaba el camino para indultar a su propio hijo-Hunter Biden-de crímenes políticos y delitos sexuales como trata de blancas, drogas, pornografía infantil y uso de información confidencial tanto como recursos gubernamentales ante gobiernos extranjeros.
A lo anterior habrá que añadirle no solo el pésimo manejo militar y diplomático por su intervención y financiamiento a la guerra entre Ucrania y Rusia sino también la retirada accidentada del Ejército de Afganistán, la reaparición del terrorismo musulmán en Siria, el empoderamiento del Crimen organizado en México-su principal socio comercial-sin olvidar su reacción de última hora ante el conflicto entre Israel y Hammas, su postura comercial debilitada ante China, y el hostigamiento constante en contra de su propia ciudadanía a través de la impostura ideológica de políticas marxistoides propias del globalismo típico de la "agenda woke"
Demasiado poco y demasiado tarde, es en buena parte el legado que deja Biden no solo a su sucesor sino a la gran nación a cuya altura decidió no estar y a la que no quiso comprender ni escuchar más allá de la retórica hueca con la que inició y terminó su mandato.