
El felices por siempre
¿Crees en el amor a primera vista?, ¿sueñas con el "felices por siempre"?, ¿alguna vez te has encontrado a ti mismo imaginándote toda la vida junto a una persona a la que acabas de conocer? En películas, libros e historias nos han mostrado un amor ideal al que aspiramos desde que somos chiquitines.
Pero, ¿existe realmente este tipo de amor tan soñado? La mayoría de las películas románticas terminan con una boda, pero, en la vida real sucede distinto, más de la mitad de los que se casan terminan divorciándose.
Al día de hoy, no existe brujo, ni premio nobel, ni matemático, que tenga la pócima mágica de "vivieron felices comiendo perdices y miel sobre hojuelas", este tipo de fantasía infantil frecuentemente termina en relaciones rotas y personas resentidas.
El amor va más allá de la atracción y de lo que sentimos, se trata más bien de las decisiones y acciones que tomamos, el amor nunca es suficiente para salvar una relación, se requiere la inteligencia y la voluntad de dos corazones involucrados.
Una relación de pareja parece sencilla, ¡hasta que la hacemos complicada! las relaciones al igual que los barcos, no están hechos para hundirse, paradójicamente, decimos que buscamos el amor, pero hacemos el amor y luego lo deshacemos, para luego seguir buscándolo ¡vaya lío!
Los barcos y las relaciones cuando están muy dañados, en ambos casos, es mejor usar a tiempo los botes salvavidas. Al Titanic le pusieron menos botes salvavidas de los necesarios porque pensaban que era "inhundible", a veces pensamos que con jurar amor eterno ante un altar es suficiente.
Pero, el amor a la hora de la verdad no es producto del destino, es fruto de las decisiones y hasta de la manera de sobrellevar los desacuerdos, en todo esto, el destino no tiene nada que ver...
¿Hasta dónde debemos amar? Obviamente no hasta el cielo, el límite lo define tu integridad, tu dignidad, tu felicidad. En la guerra y en el amor todo se vale, pero en la guerra uno muere de pie y en el amor uno se retira con dignidad. Nada es más caótico que encontrar el veneno, el antídoto, la rosa y la espina en la misma persona, nos auto engañamos dos veces con respecto a las personas que amamos, primero a su favor y luego en su contra.
Aquí no hay errores, nadie llega a la tierra prometida sin pasar por el desierto, es necesario transitar por tu desierto interior para conquistar tu libertad, entender la moraleja subliminal que hay detrás de cada crisis nos lleva tiempo, toma su tiempo encontrarle la gracia a la desgracia. Lo cierto es que, el aprendizaje es, una fuente de esperanza para el futuro. Lo que podamos aprender ahora quizás lo necesitaremos más tarde, cada relación fallida, nos regala autoconocimiento: ¿cómo amo? ¿cómo quiero amar? ¿qué hago yo cuando digo que amo? ¿cómo me gusta ser amado?. El amor, como los mejores vinos, tiene nuevos sabores conforme pasa el tiempo, el autoconocimiento, la comunicación y la paciencia son importantes, Roma no se hizo en un día.
La experiencia conlleva a adquirir estrategias para lidiar de mejor manera con el dolor, enojo o lo que sea que sintamos. Muchas veces no sé cuáles son mis heridas ni dónde están, pero cuando una persona hace algo y me duele, tengo la hermosa oportunidad de verlas y sanarlas. Si yo no estoy conmigo, no estoy con nadie... ¿con quien se puede encontrar el otro?, si no estoy en contacto conmigo, simplemente no hay a quien amar.
¿Qué hay detrás de la creencia que el otro me va a hacer feliz? Ese es un pensamiento mágico, creer que va a pasar algo que No va a pasar. La relación que tienes contigo mismo es la más complicada porque no puedes alejarte de ti.
Tienes lidiar con cada herida, tienes que encontrar una manera de amarte, incluso cuando estas disgustado contigo. Si evitas las batallas, las heridas las llevas encima y las heridas de las batallas evitadas nunca se curan.
A veces me preguntan: ¿qué harías diferente si pudieras regresar el tiempo? y yo digo nada, absolutamente nada... Todo me suma, la vida es hoy y somos el resultado de todas las decisiones tomadas. Hoy no sería capaz de escribir lo que escribo, sin haber vivido lo que he vivido.
Como terapeuta, mi historia de vida teñida de emociones, me ayuda a comprender y sentir de forma genuina, así es como ayudo a mi paciente a desenredar su madeja y resinificar su historia, dentro del proceso terapéutico.
Las buenas relaciones no suceden mágicamente, se crean, se trabajan, se merecen. Hacer que una relación funcione necesita de la decisión cerebral de que así sea, es una suma grande de ambos esfuerzos por compartir una vida con alguien que trae una cantidad de equipaje diferente al nuestro.
Si algo he aprendido es que no es tan importante eso de ser felices para siempre, basta con ser felices en el momento...
