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Es la hora de la verdad

Recuerdos de una vida inolvidable

Es la hora de la verdad

Es la hora de la verdad

MANUEL RIVERA

Si hay recuerdos inolvidables en mi olvidable vida son los que guardo de mis domingos en los toros, los únicos días que estaba en compañía de mi padre.

Soy taurino. Asumo las consecuencias de mi libertad, acepto la herencia de mis ancestros, respeto a quienes disienten de mi pasión, admito el debate como herramienta para acercarse a la verdad, detesto la hipocresía de quien juzga distinto un mismo pecado dependiendo de su realización en público o privado y necesito la oposición, no la imposición de las ideas.

Ni la mención de las tardes de toros con mi papá ni la expresión de estas convicciones son gratuitas, pues pretenden establecer el significado que la fiesta brava tiene para mí, ritual que primero abordé como motivo de reunión con quien quería, más adelante entendí como una representación del teatro de la vida y, finalmente, acepté como un reflejo de la decadencia de la sociedad del PRI hegemónico, incapacidad del PAN para responder a sus ideales y confirmación a cargo de Morena de que las herramientas del poder son las mismas para las izquierdas que para las derechas.

Hoy está en la conversación pública la inminente y disfrazada prohibición de las corridas de toros en la Ciudad de México y su posible extensión en el resto de la república, sin embargo este no es el tema que me preocupa.

La posible prohibición de la fiesta brava envuelta en una falsa propuesta "racional" y "conciliatoria" para que siga adelante, es un asunto que atañe a taurinos y antitaurinos, ya sea por desnudar la ignorancia supina de la mayoría que tiene el poder político para imponer su decisión a una minoría o por la perversa manipulación de la candidez de muchos votantes.

Es agradable escuchar, por ejemplo, que se quiere evitar el derramamiento de sangre (en las plazas, claro, porque en otros lugares no se manda) y desea que las reses lidiadas no sean sacrificadas ni dentro ni fuera del ruedo, por lo que deberían ser regresadas a sus ganaderías.

Pero ¿alguien conoció u omitió el "pequeño detalle" de que los toros bravos sólo pueden torearse una sola vez, pues aprenden y descubren el engaño? ¿Alguien conoció u omitió el "pequeño detalle" de que la función de las reses bravas únicamente es la lidia, pues su conversión de alimento en carne es inferior a la de otras razas y su manejo, contrariamente a lo que algunos cándidos antitaurinos suponen, haría que sólo los valientes o inconscientes trataran de ordeñarlas?

Escrito en: OPINIÓN EDITORIALES pues, toros, tiene, detalle"

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