
Cima. Para llegar a lo alto del cerro hay que pasar una caminata de al menos 40 minutos.
En Durango se encuentra uno de los cinco lugares sagrados que hay en el país para los pueblos indígenas; se trata de Hauxa Manaka o Cerro Gordo, ubicado en San Bernardino de Milpillas, en el municipio de Pueblo Nuevo, a más de cuatro horas de distancia de la capital del estado.
No existe un registro exacto de cuántos años lleva siendo considerado como un lugar sagrado y punto de peregrinación para los habitantes de las comunidades Wixárika, O'dam y Au'dam, pero se ha mantenido vigente con las tradiciones y ceremonias.
Es un lugar de difícil acceso, incluso por carretera, pero hay un punto donde es necesario seguir a pie para llegar a la cima; además, es necesario abrigarse porque en general el clima es frío.
El sitio se considera la zona más alta del estado, con más de 3 mil 340 metros sobre el nivel del mar. Además, es punto trino entre las comunidades de San Bernardino de Milpillas Chico, San Francisco de Lajas y Santa María de Taxicaringa.
Los otros lugares sagrados para los pueblos indígenas de México son: Tatei Haramara en San Blas, Nayarit; Wirikuta, en Real de Catorce, San Luis Potosí; Tea'kata, en Santa Catarina Cuexcomatitlán; y Xapawiyemeta, ubicado en la Isla del Alacrán, en el lago de Chapala, ambos en Jalisco.
Se cree que, al unir los cinco lugares sagrados en un mapa, se forma una cruz o romboide conocido como Tsikiri, un símbolo cosmogónico que representa que al interior habitan los dioses.
Cada año, como parte de los ritos y ceremonias de los pueblos indígenas, se debe peregrinar a los lugares sagrados al menos una vez, o de acuerdo con las indicaciones que el curandero de cada etnia pueda dar. Los fieles deben cumplir con los compromisos y ofrendas solicitadas por las deidades.
CEREMONIAS
En las ceremonias, los Marakame (curanderos) son quienes guían los pasos a seguir. Se realiza una noche en vela en la que se desarrollan cantos, algunos de los cuales describen lo que les indica una deidad o hablan sobre la creación del mundo y cómo se les instruyó llegar a los lugares sagrados.
Al finalizar los cantos y sacrificios solicitados, se debe esperar la indicación para ascender a la cima para dejar algunas ofrendas.
SOLICITUDES Y MANDAS
Santos de la Cruz Carrillo, wixárika de la comunidad Bancos de Calitique, detalló que existen dos periodos para acudir a cumplir las mandas y peregrinar a los lugares sagrados: entre abril o mayo, y también en octubre. Estos corresponden a ciclos diferentes.
Por ejemplo, con la fiesta del esquite o el peyote se cierra un ciclo, después de todo el sacrificio realizado durante las peregrinaciones y ocurre en mayo o junio.
"Las mandas deben cumplirse en cualquier momento, de acuerdo con los requerimientos de las deidades. Nos solicitan cumplirlas por enfermedad o porque no hemos cumplido completamente lo que nos pidieron", explicó De la Cruz Carrillo.
Entre los requerimientos de las deidades, pueden pedir sangre de venado, res, borrego, chivo, o caldo de pescado, entre otros, y estas peticiones no pueden ser desatendidas.
Los habitantes, en general, piden por la naturaleza, por el planeta, la tierra, la comunidad, la lluvia, y también hay mandas individuales relacionadas con la salud, la familia, o compromisos familiares, pero cuando no se cumplen, pueden producirse enfermedades.
MARAKAMES O CURANDEROS Los marakame son los encargados de revelar si hay cosas pendientes por cumplir, todo con el fin de mantener el bienestar y la armonía de la comunidad.
Ellos tienen diversos dones o cargos, y son conocidos como los "mecánicos espirituales" de los pueblos indígenas, pues tienen la capacidad de conectarse con las deidades y pedir lo que es necesario, explicó De la Cruz Carrillo.
"Algunos pueden curar o eliminar los malos espíritus o enfermedades; otros saben cantar, o dar instrucciones sobre cómo cazar un venado; otros son músicos, tienen habilidades diversas", explicó.
Por ejemplo, en la ceremonia del pasado 25 de marzo en Cerro Gordo, el Marakame reveló sobre una cueva cercana donde también deben llevarse algunas mandas y los pobladores lo reconocieron, porque debe ser en unidad.
Cuando no se cumplen las instrucciones que los marakame dan a conocer, pueden ocurrir fenómenos como ventarrones, sequías o granizadas.
De ahí la importancia para seguir luchando para que los lugares sagrados se respeten y los jovenes continúen con las practicas ancestrales y ceremonias, porque ayudan a mantener el equilibrio en las comunidades, puntualizó.
CUMPLEN DECRETO
A la falda de Cerro Gordo se habilitó un espacio de descanso para los peregrinos y un lugar para las ceremonias. A nivel nacional, se firmó un decreto presidencial para reconocer, preservar y salvaguardar los sitios y rutas de peregrinación sagrados, como parte del Plan de Justicia. En este plan, las autoridades tradicionales, junto con las autoridades gubernamentales, emprenden acciones para mejorar las condiciones de vida de los pueblos originarios, especialmente en los aspectos que consideran fueron agraviados.
Para dar cumplimiento al decreto, en agosto de 2023 se instaló una Comisión Presidencial que reconoció los cinco sitios sagrados y los derechos de los pueblos Wixárika, Náayeru, O'dam o Au'dam y Mexikan para utilizar estos lugares para en las ceremonias y rituales tradicionales.
En Durango, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) da seguimiento al Plan de Justicia y, por lo tanto, al decreto que protege los sitios sagrados. En este sentido, se entregó un proyecto que se presentó como Lugares Sagrados y las Rutas de Peregrinación en Cerro Gordo, con el fin de proporcionar un espacio seguro para que los peregrinos puedan descansar luego de su recorrido, además de crear espacios ceremoniales tradicionales como tuki y kaliwei para los diferentes grupos.
La construcción fue aprobada por los Wixárika, O'dam y Au'dam, ya que cumple con el equilibrio ecológico y el medio ambiente de todo el entorno, además de que respeta las diversas cosmovisiones.



