Nosotros

CARIÑOTERAPIA

Miedo a la oscuridad

Miedo a la oscuridad

Miedo a la oscuridad

VANESSA BARDÁN PUENTE

La oscuridad ha sido el miedo más antiguo que hemos sentido, la noche es pesada y solitaria, su silencio aumenta nuestros temores, el temor aumenta cuando el sol se va y ese "monstruo" no nos deja descansar como merecemos, se queda agazapado esperando a que la luna y las estrellas estén visibles para salir de su escondite, allí es cuando sucumbimos a ese miedo, aparece por la noche y desaparece cuando amanece...

Cuando somos niños, es frecuente que tengamos miedo a la oscuridad, pedíamos a nuestros padres que nos dejaran una luz encendida o que se quedaran a nuestro lado hasta que conciliáramos el sueño. Pero... ¿qué ocurre cuando somos adultos? ¿Por qué tenemos miedos nocturnos que van más allá de las pesadillas? ¿Será que el miedo siempre está dispuesto a ver las cosas peores de lo que son?...

Si nos basamos en una versión más antropológica, podemos entender que el ser humano vivía en constante peligro hace miles de años, sobre todo en las noches, cuando no podía ver bien (a diferencia de los animales) y no contaba con la iluminación adecuada, el "hombre de las cavernas" se mantenía atento con sus músculos listos para entrar en acción, toda la noche, a la espera de un ataque. En la oscuridad se esconden todo tipo de peligros. Desde un felino a un insecto, también otra persona que nos quiere hacer daño, un pozo que no vemos, un objeto que nos puede lastimar, etc.

Nuestros ojos no están preparados para ver donde no hay luz y eso aumenta el temor o la desesperación. El peligro ahora no es que un Tyrannosaurus rex nos pueda devorar, pero hay otras cosas que no nos permiten dormir bien.

Con el tiempo el niño transformado en hombre descubre que sí hay fantasmas y temores que nos despiertan por la noche, la propia muerte o la de un ser querido, los problemas personales o una situación a la que debemos hacer frente, mantener el trabajo, pagar las cuentas, darle de comer a los hijos etc.

Todos tenemos miedo, de pequeños es el monstro bajo la cama, la obscuridad y el coco y conforme vamos creciendo nuestros miedos también crecen, pasan de monstros a demonios y de demonios a una serie inimaginable de tropiezos. Si pensáramos en nuestras peores pesadillas son aquellas que cuando despiertas sabes que no se han ido.

El miedo no es dañino, está bien que el miedo exista cuando es justificado, cuando es un peligro real, ese miedo te puede salvar la vida, lo que es dañino es verlo de tamaño distinto a su realidad y que esto te impida moverte, te impide hacer algo hoy.

No siempre todo estará bien... la verdad es que habrá fantasmas en la habitación, y los padres ya no estarán por siempre allí para el abrazo. Si no aprendemos a caminar y a mirar a través de la oscuridad, no sabremos cómo defendernos cuando la vida nos golpee.

Conviértete en el superhéroe de tu vida, abrázate por las noches, tu misión es ser un adulto coherente, fuerte y sabio. Reconoce tus miedos y recuerda que el verdadero monstro no está bajo tu cama si no en tus pensamientos.

Cuando acabas con tus miedos imaginarios te fortaleces y te sientes fuerte y en dominio de tu vida. Míralo de frente en vez de negarlo, huir o evadirlo. Sigue tu miedo, tu miedo te mostrará el camino...

Cuando sientas miedo mantente escuchando lo que sientes y con coraje adéntrate a descubrir el tesoro escondido de tu malestar. Los tesoros más preciados son custodiados por el dragón más terrible. Para llegar a los tesoros hay que ir al dragón y besarlo...

Escrito en: Cariñoterapia miedo, miedos, oscuridad, miedo,

Noticias relacionadas

EL SIGLO RECIENTES

+ Más leídas de Nosotros

TE PUEDE INTERESAR

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas