Mito o realidad: ¿Es cierto que con el frío da más hambre?
Durante el invierno es muy común que nos dé un antojo por comer más, sin embargo, ¿esto es por glotonería, presión social, o es tan solo un mito?
Pues prepárate porque si es verdad que con el frío nos dé más hambre y hay una base científica para ello.
Entonces, ¿no imaginé que me dé más hambre cuando hace frío?
La respuesta es No, no lo imaginaste, hay varias razones por las cuales ocurre este fenómeno y a continuación las comentaremos
1. Mayor gasto energético
En climas fríos, el cuerpo necesita gastar más energía para mantener su temperatura interna constante (alrededor de 37 °C). Este proceso, llamado termogénesis, consume calorías y puede aumentar el apetito para compensar ese gasto energético adicional.
2. Cambios hormonales
El frío puede estimular la liberación de ciertas hormonas relacionadas con el apetito, como la grelina, que aumenta la sensación de hambre. Además, el cuerpo podría reducir los niveles de leptina, una hormona que inhibe el apetito, lo que puede contribuir a sentir más hambre.
3. Preferencia por alimentos calóricos
Cuando hace frío, es común que el cuerpo desee alimentos más densos en energía (como carbohidratos y grasas) para producir más calor y obtener energía rápidamente. Esto está relacionado con una respuesta evolutiva para afrontar épocas de escasez o condiciones adversas.
4. Factores psicológicos y culturales
El frío también puede generar una mayor necesidad de confort, y la comida cálida o reconfortante (como sopas, guisos o chocolates calientes) suele estar asociada a la sensación de bienestar. Este comportamiento puede ser tanto biológico como cultural.
Si bien, no todas las personas experimentan un aumento del apetito con el frío, sí es un fenómeno común y natural.
Es importante mantener una dieta equilibrada, incluso en invierno, esto es clave para evitar el consumo excesivo de alimentos hipercalóricos y tener problemas de salud posteriores.