Poesía y robots
ÁTICO
Ante la visión limitada que tiene el mundo digital de nuestra especie, los poetas buscan formas inesperadas de entender lo humano.
Pertenecemos a la primera generación que debe demostrar que todavía es humana. Mi libro No soy un robot debe su título a la frase que suele aparecer en sitios web, a veces acompañada de la solicitud de marcar animales o vehículos en diversas fotos. La paradoja es que somos acreditados como humanos por una máquina.