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Sobre las amigas o escribir una tesis desde el otro lado del mundo

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Sobre las amigas o escribir una tesis desde el otro lado del mundo

SAC-NICTÉ CALDERÓN

Un día de octubre mandé un mensaje al grupo de WhatsApp en el que coordinamos contenidos de La Desvelada, una revista que comparto con amigas, diciendo que necesitaba ayuda porque estaba pasando por un bloqueo que no me permitía avanzar en mi tesis doctoral, el objetivo número uno de mi estancia en Madrid.

El bloqueo, lo sabía bien, tenía que ver con el autosabotaje que siempre me invade cuando estoy en modo académica, y con que regresar a Madrid se había sentido como un tsunami que no sabía cómo transitar.

La ayuda era simbólica y la idea me la robé de la jefa de Nikthya: le escribí a ocho de mis amigas más queridas (para ocho semanas de trabajo) y les pedí que, en los días asignados, me enviaran una canción para pensar en ellas y dedicarles esa semana de investigación, para trabajar con un propósito mayor que alcanzar un grado.

El lunes de la primera semana, además, se me ocurrió hacer un pequeño ritual con dos oráculos, para tener un mensaje al que volver y también herramientas mágicas para escribir, que sacaría de un oráculo precioso que retoma a escritoras de varias épocas como brujas.

Todo lo registré en una libreta, bajo las palabras: "Esta semana es para Sara", "esta semana es para Fer", etc.

Desde la tercera semana, que dediqué a Marisol, apareció en mis cartas Leslie Marmon Silko, que representa a la palabra "comunidad". Esa palabra me estuvo persiguiendo durante el resto de las semanas (como antes lo hizo, también en Madrid, "Recuerda", que ahora tengo tatuada en un brazo) y cada vez que aparecía pensaba en lo mucho que todo tenía sentido porque aquel día que pedí ayuda Miranda me propuso tener sesiones de trabajo acompañado y me dijo: "no tienes porqué pasar esto sola".

La última noche que vi a alguien que durante muchos años fue uno de los coprotagonistas en la historia de mi vida me preguntó cómo iba la tesis y si no me resultaba agobiante escribirla. Le dije que sí pero le conté de mis nuevos rituales y de lo distinto que se sentía el proceso gracias a mis amigas. Él me vio con extrañeza y terminó de contarme lo pesado y solitario que le había resultado escribir su propia tesis de doctorado. Y puede parecer un gesto muy pequeño, pero para mí fue uno de esos momentos en los que sabes que simplemente ya no encajas más con alguien. Porque yo también era así, también lo veía todo como un proceso obligatoriamente solitario, pero mis amigas me habían rescatado.

Ahora es 1 de enero y, además de escuchar la playlist que hizo Nikthya para mí, me decido a escribir esta columna después de leer la segunda entrega de su newsletter, "Un verano ochentero".

Los últimos años he visto surgir muchos contenidos que ponen en el centro a las amigas, desde series como Girls o La maravillosa señora Maisel, o posteos en redes sociales. Y al menos yo, que crecí en los noventa, necesitaba esa perspectiva en la que se quita del centro a la pareja para poner a las amigas y que durante mucho tiempo parecía que sólo existía en Sex and the City. Mis amigas me han enseñado que el amor entre nosotras es distinto porque no es estable, todo el tiempo cambia, se expande, encuentra nuevos ángulos para colarse. Que lo que siento por ellas es recíproco (palabra que ahora es de las más importantes en mi diccionario personal) y que somos un espejo: lo que admiramos de una existe en la otra. Y aunque también he tenido el corazón roto por la pérdida de alguna (como en esa escena de Cindy la Regia), el inicio de año me parece un buen momento para agradecer por las amigas y sus canciones, las salidas por sushi o chilaquiles, por sus mensajes por todas las redes sociales, por el chisme antes de una junta o en audios larguísimos, por su presencia.

Ellas no lo saben aún pero voy a repetir los rituales y agregaré a más amigas (que tampoco lo saben todavía), porque amo la imagen que aparece en mi cabeza cuando pienso en esa página de dedicatorias de la tesis llena de nombres femeninos.

Y por eso también decidí empezar el año cómo terminé el anterior: escribiendo inspirada en/por mis mejores amigas.

Escrito en: Itinerante amigas, tesis, ayuda, durante

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