
Entorno. Existe mucha presión social sobre todo por las redes sociales para ser perfectos, exitosos y atractivos, pero no es la realidad, señaló la especialista.
Minimizar logros personales, no creerse una persona con habilidades, presentar autosabotaje, pensamientos intrusivos negativos y baja autoestima quizá esten reflejando en la persona el Síndrome del Impostor y no lo sabe. Aunque es común que en algunas ocasiones se presenten sentimientos de duda y de no ser capaces de realizar alguna actividad perfectamente, no es normal que siempre sea así.
La Psicóloga y Psicoterapeuta Gestalt Fátima del Carmen Campos Mendoza explica que muchas personas viven con esas características, pero no siempre se puede detectar en uno mismo, sino que es más fácil verlo en otras personas.
El Síndrome del Impostor es "básicamente cuando la persona se siente como un fraude, que no merece esos logros, esos éxitos, a pesar de todo lo que ha trabajado, estudiado, y lo que a hecho en su vida", explicó.
NO MERECIMIENTO
Por ejemplo, si lo invitaron a algun puesto piensa "cómo me invitaron a ese puesto, yo no sirvo para eso, cualquier otra persona lo hubiera hecho mejor que yo", añadió.
Al tomar ese lugar que se le dio por sus destacadas habilidades, no lo cree y se siente fatal; eso le provoca una crisis interna, un sufrimiento emocional, aunque las personas le digan "es que tú puedes, eres muy bueno para eso, tú debes estar ahí", la persona no se lo cree, enfatizó.
Por más que se lo diga la gente que lo quiere mucho no logra ver esas cualidades en sí mismo, no acepta que ha hecho las cosas bien, que es capaz o incluso no acepta cumplidos ni siquiera de cómo se ve o anda vestido, detalló.
DESARROLLO EN LA NIÑEZ
Desde niños se puede arrastrar esa conducta por la autoexigencia, las expectativas de los padres, o por ser los mejores hijos y alumnos, sumado a las comparaciones, indicó.
Algunos niños, a pesar de que sacan buenas calificaciones, por ejemplo un 9, para los padres no es suficiente y piden mayor calificación. El niño o niña se cuestiona por qué alguien que quieren mucho o es muy importante les dice que no es suficiente y lo creen, resaltó. Las frases que nos dijeron se quedan grabadas, y nos las repetimos, porque somos nuestro peor juez, expuso.
Entonces, al momento de ser un adulto, sigue creyendo eso, que no sirve, que es tonto o que no hace las cosas bien. Luego que se presenta un logro siempre piensa: "lo pude hacer mejor" o que quizá "no está bien hecho", expresó la especialista.
Es muy típico en las escuelas, dijo, que se piden ejercicios para escribir las fortalezas, pero se queda en blanco respecto de las habilidades, pero en los defectos y fracasos, es más fácil porque considera que son mayores.
PEDIR AYUDA
Aunque no se considera grave, subrayó, el Sindrome del Impostor debe ser atendido o puede llegar a provocar depresión o a la ansiedad.
Pedir ayuda no significa que soy tonto, vulnerable o que no puedo resolver una situación; se requiere atenderse, acudir con un especialista y tener una red de apoyo, destacó. "Lo importante es abrirse con el terapeuta y todo se refiere a algo de la infancia que no se cuestiona y se siguen los patrones", refirió.
A pesar de que no es fácil conocerse uno mismo, hay que darse la oportunidad de creerse los logros poco a poco, anotar si es necesario para que se quede grabado, precisó.
Establecer una fecha para ir a terapia o cumplir ciertas metas es importante, pero dar el primer paso para ir terapia, para que luego todo vaya fluyendo, recomendó.
La angustia emocional tiene que sacarse de cualquier manera, con actividades de dibujo, escritura, canto o ejercicios que ayuden a centrarte en la seguridad y autoestima, estableció.
No se puede ir culpando a los padres de todo; como adulto se debe asumir la responsabilidad y ver cómo puedo superarlo, subrayó.
En los niños y niñas es necesario evitar hacer comparaciones con los hermanos o cualquier otro pequeño. Reconocer los logros y aplicar la disciplina con amor, apuntó.
Siempre preguntarles cómo se siente y ver si cambian de emociones, inculcarles una buena autoestima y seguridad, terminó señalando.
