La renuncia de Paredes causa la primera crisis
L A renuncia y los motivos por los que decidió separarse Gustavo Paredes Rangel del Honorable Cuerpo de Bomberos de Durango, tras 27 años de servicio en este noble escuadrón, sin duda fue la nota que robó la atención de los medios de comunicación y no se diga de las redes sociales durante casi todo este miércoles 7 de septiembre.
Y es que Paredes, a raíz de su anuncio, en las últimas horas ha recibido el reconocimiento casi generalizado y público de personajes de la clase social, empresarial, política y por supuesto de los periodistas en general, al ser considerado como un elemento de probada institucional, de gran valía para la protección civil, con amplia trayectoria e innegable capacitación y espíritu de servicio.
En la columna pasada sobre los orígenes del equipo inicial de José Ramón Enríquez ubicamos al nuevo Director de Protección Civil (por error involuntario mencioné que iría a Servicios Públicos), Israel Solano, como alguien de formación militar y ligado más a dirigir penales complicados como el Cereso de Torreón, ya que ese tipo de trayectoria es la que se alcanza a leer en Internet sobre su persona.
Y según el dicho de Paredes ante los medios al anunciar públicamente su decisión de irse de la DMPC, algo o mucho de ese perfil castrense influyó en su renuncia al cargo y al rango de Comandante del Cuerpo de Bomberos, acusando que recibió un trato humillante y poco digno a su carrera y años de servicio.
Entre reporteros se supo que de buenas a primeras le quisieron quitar todos sus grados para dejarlo solamente como "bombero raso", por así decirlo, entre otras linduras de bienvenida por parte de sus nuevos jefes, quienes tienen todo el derecho de imponer su sello y estilo, incluso de deshacerse de todo el personal que no requieran, pero quizá lo cuestionable es que no hayan tenido el tacto de pulsar el buen ánimo que en todas partes tiene Gustavo Paredes, y que se ha ganado a base de servicio e institucionalidad.
Como lo dije en anteriores entregas, el reto del gobierno municipal de José Ramón Enríquez Herrera es muy grande y complejo, ya que implica cumplir un anhelo de cambios que le reclama la ciudadanía y que le refrendó claramente en las urnas, con un poco o mucho de prisa pues la gente quiere que se note en su beneficio la llegada de un nuevo rumbo político al poder.
Sin embargo, la necesidad de cambio debe ir acompañada de decisiones que sumen y no lo contrario; debe ir junto a pasos firmes hacia adelante y no con riesgo de ir pisando sobre terrenos pantanosos que podrían meter muy pronto al naciente equipo en predicamentos.
Por lo pronto la agenda de interés del Gobierno Municipal, en la jornada de ayer y hoy, se ve opacada por un hecho no muy positivo que digamos, más bien negativo, con lo cual inevitablemente se activa a un amplio sector poblacional que siempre le apostará al fracaso de los gobiernos en turno, sean éstos del partido que vengan, así como a otro segmento rival que obviamente aprovechará cada potencial error del nuevo gobierno para maximizar y atacar.
Cuando los gobiernos empiezan siempre se dice que hay un especie de periodo de "luna de miel" entre autoridades y ciudadanos. Y por la experiencia vivida en los dos gobiernos municipales que participé, diría que esa etapa de romance en la que todo es color rosa se extiende como un bono de confianza y apoyo también por parte de la clase política, empresarial y de la opinión pública.
En esa etapa está la administración de Enríquez, quien apenas está terminando de nombrar a su equipo inicial en el gobierno capitalino, aprovechando que en este momento tampoco tiene la necesidad -aún- de competir en aplauso y foro con el naciente gobierno de José Rosas Aispuro. Es decir, el doctor José Ramón tiene la cancha para él solo,
El éxito de avanzar en posicionamiento y aceptación en estos días tan importantes radica en evitar que se cometan errores, aplicar mucho el olfato y el sentido común a la hora de tomar decisiones, y luchar a toda costa contra el riesgo de que los egos personales de cada nuevo servidor público invitado por Enríquez se conviertan tan pronto en una carga que le pese y le afecte al nuevo Alcalde.
Me queda claro que Gustavo Paredes no debería quedar fuera de Bomberos, y si fuera el caso merecía salir de una manera distinta y no por la puerta de atrás.
Lo importante, Comandante, es que el reconocimiento que siempre has tenido y que ayer y hoy palpaste de muchas maneras, es tuyo y no del puesto así que lo seguirás recibiendo, ya que ese no se gana con un nombramiento, ni se pierde al tomar una dura pero valiente decisión de ponerle dignidad al asunto.
Éxito siempre, amigo Paredes.
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