Jamón o pechuga de pavo, ¿cuál?
Es común elegir entre jamón o pechuga de pavo a la hora de preparar un sándwich o torta, sin embargo, ¿cuál resulta mejor para nuestro organismo?
Según el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente la pechuga de pavo contiene menos calorías en comparación con el jamón de cerdo, además aporta una mayor cantidad de proteínas y menos grasa y colesterol.
El jamón que compramos en el supermercado se elabora con la pata trasera del cerdo, deshuesada y sin cartílagos ni tendones.
Mientras que la pechuga realmente se extrae del pecho del pavo y se prepara con condimentos y especias.
Ambos ingredientes contienen similar cantidad de aditivos y conservadores.
Este tipo de embutidos son populares porque son fuente de proteínas de buena calidad y por su bajo contenido de grasa (3-5%), sin embargo, también son fuente de sodio, nitritos o nitratos, féculas, soya, entre otros.
Si eres de los que suele incluir jamón o pechuga de pavo en tus compras regulares considera lo siguiente:
Consúmelos sólo una o dos veces por semana.
Ya no añadas más sal al platillo para no elevar el contenido de sodio, puedes sazonar con especias y hierbas para darle sabor.
Complementa el platillo con verduras, cereales integrales y/o leguminosas.